Enfermades y plagas de los cerezos

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Enfermades y plagas de los cerezos

Los cerezos son un cultivo muy apreciado en todo el mundo, pero desafortunadamente son vulnerable a diversas enfermedades y plagas que pueden afectar de manera significativa a la producción y calidad de sus frutos. Una gestión y estrategias de control eficaces son fundamentales para mantener huertos sanos y garantizar una buena producción. Para hacer frente a las enfermedades y plagas del cerezo, los productores deben elaborar un plan respetuoso con el medioambiente. Por ello, le recomendamos que acuda a los profesionales locales en busca de consejo. A continuación, enumeramos algunas de las plagas y enfermedades económicamente más dañinas de los cerezos.

Plagas más frecuentes de los cerezos

  • La mosca de la cereza occidental y la mosca de la cereza (Rhagoletis cingulata y R. cerasi)

Ambas están consideradas como dos de las plagas y frecuentes del cerezo, sobre todo en Europa y Norteamérica. Los adultos se distinguen fácilmente por cuatro bandas en las alas. Las hembras ponen los huevos por debajo de la piel de las cerezas en etapa de maduración. Las larvas blancas eclosionadas (gusanos) se alimentan de la pulpa de la fruta, provocando su podredumbre y caída prematura. Ningún daño de la plaga en los frutos es comercialmente aceptable, y los productores deben tomar todas las medidas posibles de prevención para evitar cualquier pérdida de producción. 

Estrategias de gestión

Los agricultores pueden utilizar trampas adhesivas amarillas con un atrayente de feromonas para vigilar y reducir las poblaciones de moscas adultas. Además, retirar la fruta infestada del suelo del huerto puede ayudar a reducir futuras poblaciones al eliminar los lugares de cría. En huertos con un historial de plagas y poblaciones importantes, puede ser necesario fumigar con insecticidas para atacar a las moscas adultas antes de que pongan huevos. Para minimizar el impacto medioambiental y el rechazo del producto en el mercado es muy importante seguir las instrucciones de la etiqueta y utilizar productos aprobados para cerezos.

  • Pulgón negro del cerezo (Myzus cerasi)

El pulgón negro del cerezo es una plaga habitual de los cerezos, especialmente en regiones templadas. Estos insectos negros y pequeños chupan la savia de las hojas y los brotes, provocando un follaje rizado y distorsionado. Las infestaciones graves pueden atrofiar el crecimiento del árbol (reducir la capacidad fotosintética) y reducir la calidad de la fruta.

Estrategias de gestión

Favorecer a los depredadores naturales (por ejemplo, mariquitas y crisopas) puede ayudar a mantener las poblaciones de pulgones bajo control. Podar y eliminar los brotes infestados también puede ayudar a reducir las poblaciones de este insecto y evitar que la infestación se propague. Desinfecte siempre las herramientas de poda cuando pase de un árbol a otro. El control químico (insecticidas sistémicos) debe ser el último recurso, ya que los pulgones pueden desarrollar fácilmente resistencia a los pesticidas. Los jabones y aceites insecticidas pueden ser eficaces, sobre todo cuando se aplican al principio de la infestación. Se recomienda a los agricultores que eviten fumigar durante el día, especialmente durante la floración, para proteger a las abejas.

  • Polilla oriental de la fruta (Grapholita molesta)

La polilla oriental de la fruta es una plaga importante de las frutas de hueso, incluidas las cerezas. Las larvas perforan los brotes y los frutos, provocando su marchitamiento y su caída prematura. La fruta infestada no se puede comercializar, y las grandes infestaciones pueden causar importantes pérdidas de producción.

Estrategias de gestión

Las trampas de feromonas permiten controlar las poblaciones de polillas adultas y determinar el momento oportuno en el que debemos aplicar los insecticidas. Los plaguicidas dirigidos a las larvas pueden suministrarse durante las etapas vulnerables del ciclo vital de la polilla. Rotar distintos tipos de insecticidas puede ayudar a prevenir el desarrollo de resistencias y garantizar una mejor eficacia del control químico y más duradera. Por último, la poda periódica para eliminar los brotes dañados y los frutos infestados puede ayudar a reducir las poblaciones de polillas y evitar nuevos daños en el huerto.

  • Drosófila de alas manchadas (Drosophila suzukii)

La Drosophila suzukii, conocida vulgarmente como la drosófila de alas manchadas, es una plaga relativamente nueva y muy destructiva del cerezo. Se ha convertido en un gran problema en las regiones tradicionalmente productoras de cerezas del norte de Grecia y otros países, donde los agricultores cuentan con dificultades para controlarla eficazmente y pierden una parte importante de su producción. Las condiciones climáticas de mucha humedad durante el proceso de maduración de la fruta son especialmente favorables para la infestación y reproducción de la plaga. A diferencia de lo que sucede con otras moscas de la fruta, esta plaga puede poner juegos en frutos que aún no han madurado gracias a su ovipositor dentado, lo que provoca importantes pérdidas de cosecha. Las larvas se alimentan de la fruta que se ablanda, decolora y acaba cayendo del árbol. Estos daños provocan que las cerezas no se puedan comercializar y, a menudo, se acaban produciendo infecciones secundarias por hongos y bacterias en los frutos dañados. En caso de que se recolecten frutos con la plaga en su interior, ésta podrá seguir causando daños en los almacenes, lo que acabará provocando importantes pérdidas poscosecha. Este es el motivo por el que los mayoristas tienen mucho cuidado en el momento de adquirir la fruta y, en caso de encontrar D. suzukii en unas pocas cerezas, pueden llegar a rechazar el lote entero.

Estrategias de gestión

Una supervisión periódica con trampas ayuda a detectar a tiempo la presencia de moscas adultas. Esta información es fundamental para programar de forma eficaz las medidas de control. Retirar y eliminar la fruta infestada puede ayudar a reducir la población de la plaga. Sin embargo, esto rara vez dará resultado, especialmente en los huertos de cerezos más grandes. La mayoría de los productores de cerezas optan por recolectar los frutos en cuanto maduran para evitar pérdidas. Asimismo, retirar todos los frutos de los árboles y del suelo del huerto es fundamental para disminuir la colonia y el riesgo de sufrir infestaciones durante la temporada siguiente. Dado que ningún daño/infestación se aceptará a la hora de vender la fruta dando como resultado la pérdida del valor comercial de las cerezas, los agricultores suelen optar por aplicar el control químico. Aunque pulverizar con insecticidas puede ser eficaz, deben programarse y rotarse con cuidado para evitar la resistencia de las  plagas a los pesticidas. Los insecticidas que se suelen utilizar contra la D. suzukii suelen ser a base de espinosad y piretroides. Se suele empezar a aplicar cuando la cereza empieza a cambiar de color de verde a rojo. Algunos agricultores afirman que puede ser necesario fumigar hasta en cinco ocasiones en aquellas zonas en las que existan grandes poblaciones de la plaga. Tenga en cuenta de que antes de suministrar cualquier producto químico deberá consultar a un ingeniero agrónomo local autorizado. 

  • Otros “enemigos” de los cerezos:

Pájaros y roedores (p.ej., geómidos): los pájaros pueden ser un problema grave en los huertos de cerezas ya que se alimentan de fruta. Por otro lado, los geómidos o topos pueden dañar o incluso matar a los cerezos al alimentarse de la copa y las raíces del árbol.

Otras plagas que pueden afectar a los cerezos son: los minadores de la hoja, los ácaros (arañas rojas), el barrenador de cabeza plana del Pacífico, el barrenillo (Scolytus rugulosus), los nematodos, los trips del cerezo y las babosas del cerezo.

Enfermedades frecuentes del cerezo

  • Podredumbre parda/marrón (Monilinia spp.)

La podredumbre marrón/parda o monilinia es una enfermedad fúngica muy perjudicial que afecta a las flores, los brotes y los frutos de los cerezos provocada por varias especies de monilinia, de las cuales, la más común es la M. fructicola. Las flores infectadas se marchitan y mueren, mientras que los frutos desarrollan lesiones marrones y hundidas cubiertas de esporas de color gris-marrón. En casos graves, la M. fructicola puede llegar a causar pérdidas de producción de hasta el 80% o más en los huertos de cerezos.

Estrategias de gestión

Plantar variedades de cerezo resistentes a la enfermedad puede ayudar a reducir el riesgo de infecciones por podredumbre parda. Sin embargo, esta medida no suele ser suficiente por lo que los agricultores deben adoptar una gestión integrada. Para prevenir la infección se pueden aplicar fungicidas durante la floración y antes de la cosecha. El momento en el que los apliquemos será crucial, ya que deben realizarse antes de que aparezcan los síntomas. Es muy importante utilizar productos inocuos para las abejas y solo fumigar muy temprano por la mañana o durante la noche (después de la puesta del sol) para que las abejas no estén activas en el huerto. Las abejas son esenciales para polinizar los cerezos, sobre todo en los huertos donde no se cultivan variedades autofértiles. Por último, también se puede podar para mejorar la circulación del aire, eliminar el material vegetal infectado y reducir las infecciones. Eliminar la fruta momificada y retirar los restos que hayan caído al suelo del huerto puede limitar la propagación del hongo y su hibernación.

  • Mancha foliar del cerezo (Blumeriella jaapii)

La mancha foliar del cerezo es una enfermedad fúngica que aunque afecta sobre todo a las hojas, también puede infectar a los frutos y los tallos. Los síntomas incluyen pequeñas manchas púrpuras que cambian a marrón en las hojas y que dejan un aspecto de agujero de bala en ellas. Las infecciones graves pueden provocar la caída prematura de las hojas, reduciendo el vigor del árbol y la producción de fruta.

Estrategias de gestión

Se pueden aplicar fungicidas a intervalos regulares a partir de la caída de los pétalos, para proteger contra la infección. Rotar fungicidas con diferentes modos de acción es importante para prevenir la resistencia.

Rastrillar y retirar las hojas caídas del suelo del huerto puede ayudar a reducir el inóculo invernal. Por último, los productores pueden reducir aún más la gravedad y el riesgo de contagio de la enfermedad plantando variedades de cerezo resistentes y realizando una poda adecuada para mejorar la circulación del aire.

  • Cancro bacteriano (Pseudomonas syringae)

El cancro bacteriano es una enfermedad importante y destructiva de los cerezos provocada por la bacteria Pseudomonas syringae. Suele afectar a los árboles jóvenes y puede causar daños importantes en los brotes, las flores, las hojas y los frutos. Los síntomas incluyen cancros hundidos en ramas y tallos, gomosis y la muerte de los brotes.

Estrategias de gestión

La poda sólo debe realizarse con condiciones climáticas secas. Es más, retirar el material vegetal infectado puede ayudar a reducir las colonias de bacterias y prevenir que se propaguen o que superen el invierno. Para reducir el riesgo de que la bacteria se transmita de un árbol a otro, los productores deben desinfectar siempre las herramientas de poda. Se pueden aplicar bactericidas a base de cobre durante los periodos de latencia y floración para ayudar a reducir las poblaciones bacterianas y proteger el huerto de la infección. Por último, existen algunas variedades de cerezo resistentes al cancro bacteriano que en combinación con las medidas que acabamos de mencionar, pueden ayudar a reducir el impacto de la enfermedad y disminuir las pérdidas.

  • Agalla o tumor del cuello (Agrobacterium tumefaciens)

Las agallas o tumores del cuello es una enfermedad bacteriana importante que afecta a los cerezos. Esta bacteria transmitida por el suelo penetra en los cerezos a través de heridas en las raíces o el tronco, a menudo provocadas por lesiones mecánicas, injertos o daños causados por los insectos. Una vez dentro, la bacteria integra una parte de su ADN en las células de la planta hospedadora, dando lugar a la formación de estructuras tumorales conocidas como agallas. Estas agallas alteran el sistema vascular de la planta, impidiendo el flujo de agua y nutrientes desde las raíces hasta la copa. En consecuencia, los árboles afectados presentan un crecimiento atrofiado, un vigor reducido, unas hojas más pequeñas y una escasa productividad. Los árboles jóvenes, especialmente los de plantaciones nuevas o viveros, son más susceptibles a la enfermedad y pueden sufrir daños importantes o incluso morir si la infección es grave.

Estrategias de gestión

La gestión de las agallas requiere sobre todo tomar medidas de prevención, ya que no existen tratamientos químicos eficaces para la enfermedad. Evitar que los árboles sufran daños, utilizar material de plantación libre de la enfermedad y evitar plantar portainjertos susceptibles a ella en suelos contaminados son algunas de las estrategias más importantes que deben realizar los agricultores. Los métodos de control biológico, como utilizar cepas no patógenas de Agrobacterium (p.ej., Agrobacterium radiobacter cepa K84) para combatir al patógeno, han demostrado ser medidas prometedoras para reducir la incidencia de las agallas. Además, mantener un saneamiento adecuado y eliminar y destruir rápidamente las plantas infectadas puede ayudar a limitar la propagación de esta enfermedad destructiva.

Gestión integrada de plagas y enfermedades

Una gestión eficaz de las plagas y las enfermedades en los huertos de cerezos requiere un enfoque integrado que combine diferentes estrategias para minimizar los daños y maximizar la producción. El productor debe supervisar y examinar de forma regular sus cerezos para detectar de forma precoz cualquier problema de plagas y enfermedades. También es muy importante aplicar prácticas de cultivo que fomenten la salud de los árboles y reduzcan la presión de plagas y enfermedades. Se aconseja a los agricultores que protejan y potencien la población de enemigos naturales de las plagas de los cultivos y que utilicen el control químico (pesticidas y fungicidas) sólo cuando sea absolutamente necesario y siempre después de consultar a un agrónomo autorizado (para definir el producto, la cantidad y el momento de aplicación adecuados).

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