Nota: la siguiente información se refiere a Apium graveolens var. graveolens (apio).
Para planificar el calendario de fertilización con mayor precisión y reducir las pérdidas de nutrientes por escorrentía o las toxicidades provocadas por los excedentes de nutrientes, lo más aconsejable es que el agricultor empiece realizando un análisis del suelo de su campo. Cada campo es diferente y nadie puede aconsejarle métodos de fertilización sin tener en cuenta los resultados del análisis del suelo, el análisis de tejidos vegetales y el historial de cultivos de sus terrenos. No obstante, a continuación encontrará algunos de los patrones de fertilización frecuentes que utilizan muchos productores de apio.
El apio está considerado como una de las hortalizas de temporada fría que más nutrientes consumen. En general, para producir entre 50 y 60 toneladas de apio por hectárea (20 a 24 t/acre), se extraen del suelo 150 kg (134 lb/acre) de N, 50 kg (45 lb/acre) de P y 350 kg (312 lb/acre) de K. De estos tres nutrientes principales, debemos tener especial cuidado con el nitrógeno (N) debido a un alto riesgo de escorrentía. Por ello, no debe realizarse ninguna aplicación antes del invierno y de las precipitaciones torrenciales. Podemos aplicar pequeñas cantidades de fertilizantes con N antes de trasplantar la plántula de apio al suelo para potenciar su crecimiento vegetativo. Lo más habitual es suministrar de 22 a 34 kg/ha (20 a 30 libras por acre). Si plantamos el apio después de un cultivo de leguminosas, es posible que necesitemos utilizar menos nitrógeno en la pre siembra. En los campos en los que se riega por goteo, los agricultores pueden aplicar el resto de los fertilizantes por fertirrigación durante el periodo vegetativo. Es muy importante tener en cuenta que las necesidades de N del apio irán aumentando constantemente a medida que la planta vaya creciendo y alcanzarán su punto álgido 2 semanas antes de la cosecha. Para cubrir estas necesidades, lo más aconsejable es aumentar la fertilización semanal de N de 17 a 23 kg/ha (15 a 20 lb por acre), durante la octava semana antes de la cosecha, a 39 kg/ha (35 lb por acre), 2 semanas antes de la cosecha. Para que el crecimiento de la planta sea óptimo, estas aplicaciones deben mantener los niveles de nitrato del suelo (superior) por encima de 20 ppm. No obstante, es fundamental evitar fertilizar de más con nitrógeno, sobre todo en aquellas plantaciones afectadas por la enfermedad del corazón negro, ya que los síntomas podrían empeorar.
El productor de apio puede necesitar aplicar fósforo (P) al campo si los resultados del análisis del suelo muestran que el nivel de fósforo extraíble por bicarbonato se sitúa por debajo de 60 ppm. En este caso, se recomienda una aplicación antes de plantar (al voleo o en banda) de 45 a 90 kg/ha (40 a 80 lb por acre de P2O5. Por otra parte, en suelos con alta concentración de P, se aconseja a los agricultores aplicar también fertilización con zinc (Zn). El límite aceptable para el potasio (K) es superior a 150 ppm, y es esencial compensar las cantidades del nutriente que se hayan perdido por la cosecha para mantener la fertilidad del suelo.
Si el productor de apio desea utilizar fertilizantes granulados de aplicación directa al suelo, puede suministrar toda la cantidad de P2O5 y K2O, junto con 1/3 de N una semana antes de la plantación (para potenciar el crecimiento radicular y vegetativo), y continuar con el resto de N repartido en 3 aplicaciones más durante el periodo de crecimiento. Aplicar el N de manera fraccionada disminuye el riesgo de lixiviación de nutrientes y favorece un desarrollo rápido de las cabezas. En agricultura ecológica, muchos productores añaden de 40 a 100 toneladas por hectárea (16 a 40 t/acre) de estiércol bien descompuesto para cubrir las necesidades de nitrógeno de las plantas de apio. Si el cultivo de apio es ecológico, los productores sólo pueden utilizar fertilizantes autorizados para la agricultura ecológica (consulte a un agrónomo autorizado).
Exceptuando los 3 nutrientes básicos (N, P, K), el apio puede también necesitar una nutrición complementaria con Ca, B (1,3 a 2,3 kg por hectárea o1 a 2 lb por acre) y Mg (0,56-1,12 kg por hectárea o 0,5 a 1,0 lb/acre). Las deficiencias de estos nutrientes pueden provocar la enfermedad del corazón negro, la fragilidad de los tallos y clorosis. La deficiencia de Ca puede aparecer durante el crecimiento acelerado de la planta, el estrés por humedad y las altas temperaturas. Para tratarla, pulverice 10 lb de cloruro cálcico o 15 lb de nitrato cálcico por acre, o 11,2 y 17 kg por hectárea, respectivamente.
En algunos casos pueden utilizarse reguladores del crecimiento de los cultivos, como el ácido giberélico (GA). Más información sobre esta práctica aquí.
Referencias:
https://anrcatalog.ucanr.edu/pdf/7220.pdf
http://nhb.gov.in/model-project-reports/Horticulture%20Crops/Celery/Celery1.htm
https://www.gov.nl.ca/ffa/files/agrifoods-plants-pdf-celery.pdf
https://www.dalrrd.gov.za/Portals/0/Brochures%20and%20Production%20guidelines/Brochure%20Celery.pdf
https://horticulture.oregonstate.edu/oregon-vegetables/celery-2
Para saber más:
Datos curiosos, valor nutricional e información sobre la planta del apio
Cómo cultivar apio en una maceta en el jardín
Cultivo comercial de apio - cultivar apio como fuente de ingresos
Requisitos y preparación del suelo para plantar apio
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