El kiwi es un cultivo resistente de gran valor comercial. En los artículos anteriores de esta guía de cultivo, nos centramos en muchos aspectos importantes para realizar un programa de cultivo adecuado para maximizar la producción de forma sostenible. Aquí, nos centraremos en la protección de las plantas y en los principales “enemigos” de la planta del kiwi que un productor debe conocer, aprender a reconocer y controlar a tiempo para proteger su producción y cosecha. A continuación, encontrará información sobre las plagas y las enfermedades más habituales del kiwi, incluyendo su fisiología, las condiciones de crecimiento, los métodos de dispersión y las estrategias de gestión, los trastornos fisiológicos frecuentes que pueden observarse en las plantas de kiwi y, por último, las malas hierbas más comunes y cómo gestionarlas.
Las enfermedades más comunes y económicamente importantes del kiwi
Pseudomonas syringae pv. actinidiae (PSA)
Pseudomonas syringae pv. actinidiae es el patógeno (bacteria) más importante y destructivo de las plantas del kiwi y causante del cancro bacteriano. Infecta la planta a través de aberturas y heridas naturales, provocando síntomas como manchas en las hojas, cancros y marchitamiento. La bacteria produce varios factores de virulencia, como polisacáridos extracelulares y fitotoxinas, que facilitan la infección y la progresión de la enfermedad. El PSA se desarrolla en condiciones frescas y húmedas. Un gran nivel de humedad y temperaturas entre 10 y 20°C (50 y 68°F) favorecen el crecimiento y la dispersión de la bacteria. El PSA puede propagarse a través de las gotas de lluvia, el agua de riego, las herramientas contaminadas y el material vegetal infectado. Una vez establecida en la planta (o en el huerto), los agricultores tienen dificultades para controlarla y erradicarla, ya que puede sobrevivir en la superficie de las plantas y en el suelo y no existen medidas de control eficaces.
Prácticas de gestión
La primera y más importante medida de prevención para evitar la infección y dispersión es la esterilización de las herramientas y el equipo utilizado en el campo (p.ej., para la poda). En las áreas donde el PSA es un problema habitual, se recomienda que los agricultores utilicen cultivares de kiwi resistentes a esta enfermedad (consulte al agrónomo o vivero de su zona). También son importantes las inspecciones periódicas y eliminar rápidamente las plantas infectadas para evitar su propagación. Una vez detectado cualquier síntoma de PSA, es necesario actuar de inmediato. Para disminuir el riesgo de infección, la poda y la recolección deben realizarse con condiciones climáticas secas (al menos dos días antes y dos días después). Es importante crear un dosel bien aireado para disminuir los niveles de humedad. Por último, se debe retirar del huerto el material vegetal infectado una vez detectado. En algunos casos puede ser necesario aplicar bactericidas a base de cobre y otros productos autorizados. Sin embargo, antes de realizar cualquier aplicación debe consultar a los ingenieros agrónomos autorizados de su zona, así como leer y seguir siempre las directrices de la etiqueta del producto.
Botrytis cinerea (moho gris)
Botrytis cinerea es un hongo patógeno que causa el moho gris en los kiwis. El hongo infecta flores, hojas y frutos, provocando podredumbre y pérdidas significativas en las cosechas. Produce esporas (conidios) y esclerocios, que pueden sobrevivir en los residuos vegetales y en el suelo durante años. El clima fresco (15-25°C / 59-77º F) y un nivel de humedad elevado favorecen el crecimiento del hongo y la germinación de las esporas. La dispersión del patógeno (en forma de conidios) puede producirse por el viento, la lluvia y el agua de riego. La infección suele producirse a través de heridas o aberturas naturales en el tejido vegetal, sobre todo en condiciones ambientales húmedas.
Prácticas de gestión
Si se observa moho gris en el 1-2% de las plantas, especialmente durante las primeras etapas de floración y fructificación, es necesario tomar medidas de gestión. El agricultor debe retirar y destruir (lo normal es quemarlas) las partes infectadas de la planta para reducir las fuentes de inóculo en el campo. Una poda adecuada puede ayudar a mejorar la circulación del aire dentro del dosel de la planta del kiwi. Evitar el riego con aspersores elevados (es preferible el riego por goteo). Puede ser necesario aplicar fungicidas como medida preventiva y de control, sobre todo durante la floración y el cuajado de los frutos. Se aconseja a los kiwicultores que se mantengan informados y sigan las recomendaciones de los informes de los centros de extensión u organismos agronómicos de su zona.
Phytophthora spp. (podredumbre de la raíz)
La Phytophthora puede provocar la podredumbre de la raíz de las plantas del kiwis. Algunos de los síntomas de las plantas infectadas son el marchitamiento, el retraso del crecimiento y la necrosis de las raíces. Este patógeno se desarrolla en suelos húmedos y encharcados con mal drenaje, especialmente cuando las temperaturas son suaves (15 a 25°C / 59 a 77º F). Las zoosporas se dispersan a través del flujo de agua del suelo. La infección se produce principalmente a través de las raíces, dando lugar a una enfermedad sistémica en la planta.
Prácticas de gestión
Es esencial garantizar un buen drenaje del suelo en el huerto y evitar el riego en exceso, así como una buena circulación del aire en la plantación. En los terrenos que cuenten con antecedentes conocidos de la enfermedad, el kiwicultor debe elegir portainjertos resistentes (en plantas injertadas). Si se observan síntomas como marchitamiento o necrosis radicular en el 1-2% de las plantas es necesario actuar sin demora, ya que la Phytophthora se propaga rápidamente si las condiciones son óptimas. Consulte con un agrónomo de su zona o el organismo autorizado que corresponda para aplicar fungicidas y fosfonatos en el suelo.
Sclerotinia sclerotiorum (moho blanco)
Sclerotinia sclerotiorum es un hongo que causa moho blanco en los kiwis. Puede afectar a flores, brotes y hojas, provocando importantes pérdidas de cosecha en la producción de kiwi. Los síntomas más frecuentes que se pueden observar son:
- Lesiones llenas de agua.
- Tizón de la flor.
- Cicatrices en la fruta.
- Caída prematura del fruto.
- Aparición de un micelio blanco en los tejidos vegetales infectados.
Los esclerocios (estructuras de supervivencia resistentes) producen esporas que infectan los tejidos vegetales. El patógeno puede propagarse a través del contacto con material vegetal infectado (por ejemplo, con herramientas y maquinaria) y por el suelo. La humedad elevada y las temperaturas entre 15 y 20°C (59-68°F) favorecen el desarrollo de la enfermedad.
Prácticas de gestión
Un buen saneamiento es la medida de prevención básica y más importante. Todas las partes de plantas, plantas completas y residuos infectados deben retirarse del huerto y destruirse. También puede ayudar a prevenir o controlar el problema una buena circulación del aire para disminuir la humedad en la cubierta vegetal y un sistema adecuado de rotación de cultivos. Debemos aplicar medidas de control si detectamos moho blanco en el 1-2% de las plantas, especialmente durante el periodo de floración de la planta del kiwi y cuando las condiciones ambientales son óptimas para el desarrollo del patógeno. Los productores ecológicos pueden beneficiarse del uso de agentes de biocontrol como el Coniothyrium minitans, que parasitan el hongo. Muchos agricultores optan por aplicar fungicidas de forma puntual. Antes de aplicar cualquier producto químico, debemos consultar siempre a un agrónomo local autorizado.
Principales plagas del kiwi y cómo gestionarlas
Diaspididae (Hemiberlesia rapax)
Los insectos de la familia Diaspididae son insectos pequeños y sésiles que se adhieren a las hojas, tallos y frutos de la planta del kiwi, alimentándose de la savia de la planta. La plaga tiene un escudo protector duro que la protege de los depredadores y los pesticidas.
Los agricultores las encuentran en el huerto en sus distintas etapas de desarrollo: huevos, ninfas y adultos. Estos insectos se desarrollan en climas cálidos y secos. Las altas temperaturas y los bajos niveles de humedad favorecen su desarrollo y el crecimiento de la población. Las orugas, su única etapa móvil, se dispersan arrastrándose a nuevos lugares para alimentarse o son transportadas por el viento, los animales o las actividades humanas. Las infestaciones pueden propagarse muy rápido y causar daños importantes al debilitar la planta, reducir el tamaño de los frutos y transmitir patógenos vegetales.
Prácticas de gestión
Es necesario realizar inspecciones periódicas para detectar las infestaciones cuanto antes, disminuir las pérdidas y mantener bajo control la población de la plaga. Se recomienda aplicar un tratamiento cuando se observen insectos en más del 10% de las hojas o frutos de la planta o cuando haya un aumento notable de la población de diaspididae con el paso del tiempo.
- Medidas biológicas y de cultivo: introducir depredadores naturales como mariquitas y avispillas parásitas, puede ayudar a mantener la colonia de este insecto bajo control. Esto es más bien una práctica de prevención. Podar las ramas infestadas y mantener las plantas sanas pueden ayudar a reducir la población y la vulnerabilidad de las plantas.
- Control químico: los aceites hortícolas y los insecticidas sistémicos pueden ser necesarios cuando hayamos alcanzado el umbral de acción/económico. Para obtener los mejores resultados debemos programar la aplicación de forma que coincida con la etapa de ninfa y siempre con plaguicidas certificados y adecuados después de haber consultado a un agrónomo local autorizado.
Chinche apestosa marrón marmoleada (Halyomorpha halys)
La chinche apestosa marrón es una plaga invasora originaria del este de Asia. Está considerada como una importante plaga incipiente del kiwi, especialmente en los huertos de Grecia, Italia y Estados Unidos. Aunque el insecto no es nuevo para los agricultores de estas regiones, en los últimos años su población ha ido en aumento y, si no se controla, puede provocar daños cuantificables en los frutos. El problema puede ser más grave en las plantaciones de kiwi de alta densidad. Según los resultados de la investigación y la experiencia de los agricultores, los altos niveles de humedad favorecen el desarrollo de este insecto. Los adultos pueden desplazarse más de 5 km al día. Los agricultores suelen optar por pulverizar una o dos veces con productos químicos para controlar la chinche apestosa marrón y así limitar los posibles daños (incluso cuando las poblaciones aún no alcanzan niveles peligrosos). Aunque todavía no se ha encontrado un método de control eficaz y clara para la plaga, los científicos de Europa están experimentando con el parasitoide de huevos Anastatus bifasciatus Geoffroy, que parece ser un candidato con buenas perspectivas para el control biológico de la plaga.
Ctenopseustis obliquana
La Ctenopseustis obliquana son larvas de polillas que se alimentan de las hojas, los brotes y los frutos del kiwi. Crean sus “refugios” enrollando hojas y sellándolas con seda. Las orugas sufren una metamorfosis completa, de huevo a larva, de pupa a polilla adulta. Esta plaga prefiere temperaturas de moderadas a cálidas y niveles de humedad altos. Su actividad alcanza el punto álgido en primavera y verano, cuando el nuevo crecimiento vegetativo es abundante. Las polillas adultas ponen huevos en las hojas, y las larvas que salen de ellos se alimentan del follaje y los frutos.
Prácticas de gestión
Se debe supervisar el huerto de manera regular, sobre todo durante la primavera y el verano) para encontrar hojas enrolladas, masas de huevos y larvas.
- Gestión biológica y de cultivo: el agricultor debe tomar medidas adecuadas para aumentar y proteger la población de insectos beneficiosos (enemigos naturales de las plagas, como avispas parasitoides e insectos depredadores) o introducirlos en el huerto. También puede ayudar eliminar las partes de la planta infestadas y mantener la higiene en el huerto.
- Control químico: el agricultor debe recurrir al control químico sólo cuando no exista otra solución y cuando la infestación/daño provocado por la plaga haya alcanzado el umbral de acción (cuando entre el 5 y el 10% de los brotes o racimos de frutos muestren signos de infestación). Se recomienda el uso selectivo de insecticidas, sobre todo durante la fase larvaria. Antes de llevar a cabo cualquier tipo de acción, consulte a un agrónomo autorizado.
Trips del invernadero (Heliothrips haemorrhoidalis)
Los trips del invernadero son insectos negros pequeños con franjas en las alas que se alimentan del envés de las hojas de los kiwis, causando cicatrices, lo que provoca un estrés considerable en la planta y pérdidas de rendimiento si no se controla. Los ambientes cálidos y húmedos favorecen el desarrollo de estos insectos.
Prácticas de gestión
Para controlar con éxito los trips, el agricultor debe adoptar medidas de prevención y utilizar un enfoque integrado (como por ejemplo introducir insectos y ácaros depredadores). El control químico (jabones insecticidas y aceites hortícolas) debe ser limitado, ya que la plaga puede desarrollar resistencia a los pesticidas con bastante rapidez.
Trastornos fisiológicos de las plantas del kiwi
Al igual que sucede con otros cultivos frutícolas, las plantas del kiwi pueden padecer trastornos fisiológicos que afectan al crecimiento, la calidad de la fruta y a su salud en general. Estos trastornos a menudo son causados por estrés medioambiental, desequilibrios nutricionales o prácticas culturales, más que por agentes infecciosos como plagas y patógenos.
Clorosis
En las plantas de kiwi, la clorosis suele venir por una carencia de hierro (un problema muy habitual en las plantaciones de kiwi), aunque también puede ser el resultado de la falta de otros micronutrientes como el manganeso o el zinc. La causa subyacente suelen ser las condiciones alcalinas del suelo (pH alto), que dificultan la absorción de nutrientes. Los síntomas más frecuentes son el amarillamiento de las partes entre las venas de las hojas más jóvenes mientras que las venas permanecen verdes. La forma más común de abordar este problema es ajustar (bajar) el pH del suelo añadiendo azufre o utilizando fertilizantes acidificantes. Para obtener resultados inmediatos, es necesario realizar pulverizaciones foliares con los nutrientes necesarios. Realizar un análisis del suelo y de los tejidos vegetales para diagnosticar el problema.
Quemaduras solares
Las quemaduras solares se manifiestan normalmente como manchas blanqueadas o necróticas en las partes expuestas al sol de los frutos y las hojas, lo que reduce la comerciabilidad y la vida útil del kiwi. Las hojas también pueden volverse marrones o mostrar signos de quemaduras. El problema es más frecuente y grave en climas calurosos durante los meses de verano. Para proteger sus cultivos y su producción, los productores de kiwis deben realizar una poda adecuada para desarrollar un dosel robusto que pueda proporcionar sombra natural a la fruta y las hojas. En algunos casos, instalar redes por encima del dosel de las plantas puede ofrecer una sombra beneficiosa.
Deformidades de la fruta - kiwis en forma de mariposa
Las deformidades de la fruta, incluidos los frutos malformados o de tamaño reducido, pueden proceder de una polinización inadecuada, por deficiencias de nutrientes o tensiones ambientales. Estas deformidades afectan al valor comercial del kiwi. Una de las más frecuentes es el efecto mariposa (frutos que parecen “siameses” y se parecen a las alas de una mariposa). Los agricultores suelen retirar estos frutos de las plantas ya que su valor económico es muy bajo o nulo. Garantizar una buena polinización manteniendo una proporción adecuada de plantas macho y hembra y utilizando atrayentes para abejas puede mejorar el cuajado y la calidad de los frutos.
Malas hierbas más frecuentes en los huertos de kiwi y cómo gestionarlas
Los productores de kiwis controlan las malas hierbas de sus huertos para evitar que éstas compitan con el cultivo por los nutrientes y el agua. Este proceso es especialmente importante en los campos que se acaban de plantar. A continuación, enumeramos algunas de las especies de malezas más comunes e importantes que pueden encontrarse en los huertos de kiwis y algunas prácticas de gestión.
Gramíneas anuales
Son frecuentes en los campos de kiwis (sobre todo en primavera y verano) y pueden controlarse con relativa facilidad.
- Cola de caballo (Echinochloa crus-galli) y digitaria (Digitaria spp.): ambas especies son gramíneas anuales que se desarrollan en suelos alterados y pueden propagarse muy rápidamente si no se controlan (especialmente la cola de caballo). Estas malas hierbas pueden competir con las plantas de kiwi por recursos esenciales y pueden albergar plagas y enfermedades destructivas, causando problemas al cultivo.
- Pamplina (Stellaria media) y bolsa de pastor (Capsella bursa-pastoris): ambas son plantas anuales de invierno que germinan en otoño, pasan el invierno como una planta pequeña y completan su ciclo vital en primavera. Emergen pronto y cubren rápidamente el suelo, compitiendo con las plantas de kiwi durante las primeras etapas críticas de crecimiento.
Malezas perennes de hoja ancha
- Diente de león (Taraxacum officinale) y Llantén (Plantago spp.): ambas malezas cuentan con raíces profundas, lo que hace difícil su erradicación una vez se han establecido en un campo. Si no se controlan pueden propagarse fácilmente. Las malas hierbas compiten con fuerza con las plantas de kiwi, sobre todo por el agua y los nutrientes y pueden ser huéspedes de importantes plagas de los cultivos.
- Correhuela (Convolvulus arvensis): la correhuela es una maleza rastrera perenne que puede asfixiar a las plantas jóvenes de kiwi. Es muy competitiva y suele requerir medidas de control persistentes.
- Bermuda (Cynodon dactylon): la hierba bermuda es otra hierba perenne rastrera que se propaga mediante estolones y rizomas. Puede competir por los nutrientes y el agua, dificultando el establecimiento y crecimiento de las plantas del kiwi.
Prácticas de gestión de las malas hierbas en un campo de kiwis
Para obtener los mejores resultados, duraderos y con escasos efectos negativos para el medioambiente se aconseja a los agricultores que adopten un enfoque de gestión integrada de las malas hierbas. Además, esta gestión protege la salud de las plantas, así como la producción y la calidad de los frutos.
- Prácticas de cultivo
- Mantillo/acolchado: utilizar mantillos orgánicos o sintéticos puede suprimir el crecimiento de las malas hierbas ya que el acolchado bloquea la luz e impide la germinación de las semillas. El mantillo también ayuda a conservar la humedad del suelo y a mejorar su estructura. El agricultor puede cortar las malas hierbas durante los meses de verano y dejarlas en el suelo del campo.
- Cultivos de cobertura: plantar cultivos de cobertura fuera de temporada puede superar a las malas hierbas, disminuir su población, mejorar la salud del suelo y reducir la erosión. Las leguminosas son una opción buena y habitual que también puede fijar el nitrógeno en el suelo y mejorar su fertilidad.
- Riego de precisión: unas prácticas de riego eficaces como el riego por goteo dirigen el agua a las plantas de kiwi y reducen la disponibilidad de agua para las malas hierbas.
- Control mecánico
- Labranza: la labranza puede ayudar a controlar las malas hierbas anuales arrancándolas de raíz. Sin embargo, debe realizarse con precaución ya que cuenta con numerosos efectos negativos. Además de aumentar el riesgo de erosión del suelo, también puede favorecer el crecimiento de otras malas hierbas (por ejemplo, las que se reproducen con estolones), incrementando el problema. Los agricultores deberían registrar todas las malas hierbas que encuentren en su terreno antes de decidir el método de gestión. Asimismo, es mejor evitar perturbar el suelo durante el verano (para no reducir la humedad del suelo).
- Desbroce manual: eliminar manualmente las malas hierbas es un método eficaz, sobre todo en huertos ecológicos o si existen pocas malezas, pero suele ser poco habitual en las plantaciones comerciales grandes de kiwi.
- Siega: segar el suelo del huerto de forma regular puede mantener a raya el crecimiento de las malas hierbas y evitar que se establezcan malezas perennes. Asimismo, introducir animales en el cultivo podría tener otros beneficios, pero debemos hacerlo con precaución para evitar cualquier tipo de daño a las ramas inferiores de las plantas.
- Control químico
Utilizar herbicidas de preemergencia y posemergencia puede ser eficaz para controlar las malas hierbas en los campos de kiwi. Debemos utilizar los herbicidas en combinación con los métodos que hemos mencionado anteriormente para evitar que se desarrollen malas hierbas resistentes a los herbicidas. El agricultor puede utilizar herbicidas selectivos o no selectivos en función de lo que necesite. Tenga cuidado de no mojar el dosel del cultivo ya que puede provocar toxicidad en las plantas. Consulte siempre con un agrónomo autorizado de su zona antes de aplicar cualquier producto químico. Supervisar y evaluar de forma regular las poblaciones de malas hierbas ayuda a tomar las decisiones con conocimiento de causa y a ajustar las prácticas de gestión que correspondan. Los agricultores pueden gestionar de forma eficaz las malas hierbas y garantizar la buena salud del cultivo y la producción de fruta si integran diversos métodos de control, mecánicos y químicos.
Referencias
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- https://www.jacksonsnurseries.co.uk/grow-your-own-kiwi-plant.html
- https://www.researchgate.net/publication/268267028_Insect_Pests_of_Kiwifruit_THE_INSECT_PEST_COMPLEX_OF_ACTINIDIA_ARGUTA_KIWIFRUIT
- https://www.fabinet.up.ac.za/index.php/news-item?id=1403
Para saber más:
Historia, valor nutricional y beneficios del kiwi para la salud
Información y variedades de la planta del kiwi
Requisitos del suelo, ambientales y cómo plantar kiwis
Propagación y polinización de la planta del kiwi
Poda y formación de las plantas del kiwi
Necesidades nutricionales y programa de fertilización para plantas del kiwi
Métodos de riego eficaces para un crecimiento óptimo de las plantas del kiwi
Plagas, enfermedades y malas hierbas de las plantas de kiwi y cómo gestionarlas