¿Qué son los PFAS?
Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas o PFAS (por sus siglas en inglés) son un grupo de más de 12.000 agentes químicos artificiales (USGS, 2023). Se utilizan mucho en diversos productos industriales y de consumo. También se denominan “sustancias químicas para siempre” debido a sus propiedades únicas, como la resistencia al calor, al agua y al aceite. Son sumamente persistentes en el medioambiente; no se descomponen y pueden acumularse con el paso del tiempo en el cuerpo humano.
El grupo de los PFAS incluye miles de compuestos químicos individuales, pero los más conocidos y estudiados son el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el sulfonato de perfluorooctano (PFOS).
El USGS calcula que al menos el 45% del agua corriente de EE. UU. contiene uno o más tipos de PFAS. Si tenemos en cuenta de que en este estudio, el USGS analizó 32 tipos de los 12000, la cifra real podría ser aún mayor.
Además, en una evaluación de riesgos reciente de PFAS en pajitas para bebidas que se venden en el mercado (39 marcas diferentes) de papel, bambú, vidrio, acero inoxidable y plástico, los resultados revelaron que había PFAS en el 69% de los productos. Las pruebas identificaron 18 sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas diferentes en concentraciones pequeñas. Estas sustancias químicas se encontraron en el 90% de las pajitas de papel, el 80% de las pajitas de bambú, el 75% de las pajitas de plástico y el 40% de las pajitas de vidrio. Solamente en las pajitas de metal no se encontraron PFAS (Boisacq et al., 2023).
¿Cómo se ven expuestos los seres humanos a los PFAS?
Tal y como ya hemos mencionado, estos agentes químicos se utilizan de manera habitual en diversos productos industriales y de consumo. El agua potable puede ser una fuente de exposición. En cuanto a los productos, estos compuestos se han utilizado de forma generalizada para fabricar revestimientos antiadherentes (por ejemplo, teflón), espumas antiincendios, tejidos antimanchas, repelentes al agua, envases de alimentos, cremas y cosméticos, diversos tejidos para muebles y ropa de exterior, plaguicidas u otros productos farmacéuticos, pinturas y otros. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en la actualidad no se dispone de suficiente información sobre qué PFAS se utilizan, en qué aplicaciones y a qué niveles.
Para la población en general, entre las fuentes de PFAS se incluyen el agua potable, los alimentos, los productos de consumo y el polvo (EFSA, 2018). En los alimentos, los peces y los mariscos son fuentes importantes de exposición a los PFAS. La carne, la leche del ganado criado en tierras contaminadas (o los huevos, en el caso de las aves) pueden acumular PFAS. La exposición directa también puede producirse a través de cremas para la piel y cosméticos (Ingelido et al., 2018; EPA danesa, 2018) o del aire a partir de aerosoles y polvo de textiles recubiertos de PFAS. Los consumidores también se pueden ver expuestos por otras vías, como los productos de limpieza y de abrillantar suelos, madera y automóviles. Entre los grupos que pueden estar expuestos a altas concentraciones de PFAS se encuentran los trabajadores y las personas que consumen o beben agua y alimentos contaminados a través de materiales que entran en contacto con alimentos tratados con PFAS (Susmann et al., 2019).
¿Son los PFAS perjudiciales para el ser humano?
Las personas más vulnerables a los efectos negativos sobre la salud son las que están muy expuestas a los PFAS, especialmente los grupos vulnerables como los niños y los ancianos. Con el tiempo, tanto los seres humanos como los animales acumulan PFAS en el organismo. En 2018, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reevaluó las toxicidades del PFOA y los PFOS, lo que dio lugar a umbrales de seguridad provisionales notablemente más bajos, conocidos como "ingesta semanal tolerable" (IST) (EFSA, 2018). Esta evaluación concluyó que se espera que una parte significativa de la población europea supere la IST debido al consumo de PFAS a través de los alimentos y el agua.
Investigaciones recientes estimaron unos gastos anuales relacionados con la salud de entre 52.000 y 84.000 millones de euros en toda Europa (Consejo Nórdico de Ministros, 2019). Es importante señalar que estos costes podrían ser inferiores a los reales, ya que las estimaciones solo abarcan una cantidad limitada de problemas de salud (como el colesterol alto, el debilitamiento del sistema inmunitario y el cáncer) relacionados con la exposición a variantes específicas de PFAS. Además, la contaminación por PFAS afecta negativamente a los ecosistemas, lo que conlleva gastos derivados de la rehabilitación del suelo y el agua. En la actualidad, es difícil evaluar esos costes debido a la falta de información detallada sobre el alcance de los lugares contaminados con PFAS en Europa y sus repercusiones ecológicas.
Muchos estudios realizados en animales de laboratorio demuestran que concentraciones elevadas de PFOA y PFOS pueden causar problemas reproductivos y de desarrollo, hepáticos, renales e inmunológicos. Además, pueden causar tumores. Los hallazgos más consistentes basados en estudios en humanos son el aumento de los niveles de colesterol. Otros estudios muestran efectos negativos en el peso de los recién nacidos, en el sistema inmunitario, cáncer (en el caso del PFOA) y trastornos de las hormonas tiroideas (en el caso del PFOS).
A continuación, puede ver algunos ejemplos de los efectos de los PFAS en la salud del ser humano.
Imagen 1: Efectos sobre los PFAS, Fuentes: Agencia Europea de Medio Ambiente, Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos, (2016); C8 Health Project Reports, (2012); IARC de la OMS (2017);
¿Cómo evitar los PFAS?
En general, a los consumidores les resulta difícil evitar la exposición a los PFAS. Una solución es utilizar productos y materiales de cocina sin PFAS. Otra es evitar el contacto directo con productos que contengan PFAS, lo que ayuda a reducir la exposición. Otra solución es utilizar productos de consumo de etiquetas ecológicas y comprar marcas libres de PFAS. Según el IDPH, en lo que respecta al agua potable, los PFAS se pueden eliminar mediante filtración de carbono o sistema de ósmosis inversa.
Referencias
National Institute of Environmental Health Sciences
IDPH, Illinois Department of Public Health.
EFSA, 2018, Risk to human health related to the presence of perfluorooctane sulfonic acid and perfluorooctanoic acid in food, accessed 2 December 2019.
Nordic Council of Ministers, 2019, The cost of inaction - A socioeconomic analysis of environmental and health impacts linked to exposure to PFAS, TemaNord No 516.
Ingelido, A. M., et al., 2018, ‘Biomonitoring of perfluorinated compounds in adults exposed to contaminated drinking water in the Veneto Region, Italy’, Environment International 110(October 2017), pp. 149-159 (DOI: 10.1016/j.envint.2017.10.026).
Danish EPA, 2018, Risk assessment of fluorinated substances in cosmetic products, Survey of chemical substances in consumer products No 169, accessed 2 December 2019.
Susmann, H. P., et al., 2019, ‘Dietary Habits Related to Food Packaging and Population Exposure to PFASs’, Environmental Health Perspectives 127(10), p. 107003 (DOI: 10.1289/EHP4092).
Boisacq Pauline , Maarten De Keuster, Els Prinsen, Yunsun Jeong, Lieven Bervoets, Marcel Eens, Adrian Covaci, Tim Willems & Thimo Groffen (2023) Assessment of poly- and perfluoroalkyl substances (PFAS) in commercially available drinking straws using targeted and suspect screening approaches, Food Additives & Contaminants: Part A, DOI: 10.1080/19440049.2023.2240908