Cuidados, riego y fertilización de las plantas de la fruta de la pasión

Riego y necesidades de agua de la fruta de la pasión

Las necesidades hídricas de la fruta de la pasión son de medias a altas. Para establecerse correctamente, crecer bien y obtener una buena producción, la planta deberá contar con la humedad del suelo adecuada. La fruta de la pasión necesita un mínimo de 889 mm (35 pulgadas) de precipitaciones anuales, mientras que el nivel óptimo se sitúa en torno a los 2000 mm (78 pulgadas). Las variedades de color morado son más resistentes a la escasez de agua que las amarillas. Sin embargo, un exceso de riego también puede afectar negativamente a las plantas y aumentar su susceptibilidad a la podredumbre de las raíces y a las enfermedades del suelo.

Para facilitar el establecimiento y el crecimiento vegetativo de la fruta de la pasión debemos regar siempre que sea necesario las plántulas jóvenes durante la primera etapa de su crecimiento vegetativo. Respecto a los árboles maduros, necesitarán una mayor cantidad de agua durante la floración, el cuajado del fruto y la maduración. Regar las plántulas jóvenes y recién establecidas de la fruta de la pasión, siempre que sea necesario, durante la primera temporada de su crecimiento para facilitar el establecimiento y el crecimiento vegetativo. Para los árboles maduros, las necesidades de agua son máximas durante la floración, el cuajado y la maduración de los frutos. Es posible que sea necesario regar durante estas etapas, sobre todo porque suelen coincidir con el periodo más seco de la temporada. Si las plantas sufren estrés por sequía o no reciben suficiente agua cuando se forman los frutos, éstos se marchitarán y caerán, y se reducirá la producción y la calidad de la fruta. El agua aumenta el número de frutos por panícula y también minimiza las pérdidas de frutos. Después de que los frutos hayan cuajado, conviene regar a pleno rendimiento para favorecer su crecimiento.

La cantidad y la frecuencia del riego pueden variar en función de la variedad y de las condiciones ambientales locales. En algunos casos, la fruta de la pasión puede necesitar riego:

Una vez cada cuatro semanas durante el verano,
Una vez a la semana (con 20-60 o incluso 400 litros de agua por olanta) o
A diario con 4 litros de agua por planta

Al aplicar la mitad del volumen de agua estimado por árbol después del periodo de estrés hídrico, se retrasa el nuevo crecimiento, disminuye la competencia con los frutos jóvenes y se reduce el número de frutos que se malogran.

Sistemas de riego para la fruta de la pasión

Los árboles frutales son muy sensibles tanto a las condiciones de encharcamiento como al estrés por sequía. En las regiones donde las precipitaciones anuales no son suficientes o no están bien distribuidas, el agricultor deberá regar sus plantas. El objetivo del riego es mantener el contenido de humedad del suelo entre estos dos extremos, excepto cuando sea necesario un periodo más seco para estimular la floración. Entre los sistemas de riego que existen, los más adecuados para la fruta de la pasión son los microaspersores y los sistemas de goteo, debido a su mayor eficacia. Estos “sistemas inteligentes” permiten al agricultor programar el riego con mayor precisión y de forma automática utilizando temporizadores.

Podemos combinar el riego con otras prácticas para conservar la humedad del suelo, como el acolchado, mantener una buena vegetación entre hileras y el cultivo poco profundo.

Fertilización de la fruta de la pasión

Las plantas de la fruta de la pasión necesitan muchos nutrientes pero si abonamos con más cantidad de la necesaria podemos dañar las raíces. La cantidad de fertilizantes que suministraremos dependerá del tamaño y la edad de la planta y podremos determinarlo por la experiencia y las pruebas de análisis del suelo.

Para estimular el crecimiento vegetativo de las plantas jóvenes de la fruta de la pasión, es imprescindible que dispongan de los nutrientes suficientes. Para estimular el crecimiento vegetativo de las plantas jóvenes de maracuyá, es imprescindible que dispongan de los nutrientes suficientes. Además de añadir compost o estiércol (10 kg por planta) antes de plantar, muchos agricultores optan por aplicar 60-110 gramos (2-4 onzas) de un abono completo de 10-5-20 (nitrógeno-fósforo-potasio, N-P-K) por planta. Podemos repetir esta aplicación 6 semanas después de la siembra.

La fertilización de los árboles maduros de la fruta de la pasión tiene como objetivo estimular el crecimiento vegetativo (tallos laterales y secundarios). Normalmente, se utilizan 300-500 gramos de abono completo y 200-300 gramos de urea por árbol, aplicados en 2 dosis iguales al principio y antes de que finalice la temporada de lluvias.

En el caso de los árboles con frutos, los agricultores recurren a mayores cantidades de fertilizantes para cubrir los nutrientes que se pierden con la recolección. Por lo general, se suelen aplicar entre 1 y 2 kg de fertilizante (10-10-10 o 17:17:17 o 10-5-20) por árbol, repartidos dos o tres veces por árbol. El abono debe repartirse homogéneamente alrededor del tronco de la planta a una distancia de 45 cm (18 pulgadas). El riego o las lluvias justo después de la aplicación del fertilizante ayudarán a que éste se incorpore al suelo. Debemos evitar fertilizar en exceso con nitrógeno para facilitar la floración, sobre todo en las pasifloras frutales. Si las plantas han sufrido daños por heladas, deberemos suministrar fertilizante para ayudarlas a que se recuperen cuando vuelva a subir la temperatura.

Las plantas de la fruta de la pasión cultivadas en suelos arenosos ligeramente ácidos necesitan un abono equilibrado que proporcione aproximadamente la misma cantidad de nitrógeno, fósforo y potasio. También es importante incorporar micronutrientes esenciales como magnesio, manganeso, cobre, zinc y hierro. En suelos alcalinos, la demanda de fósforo es menor que la de nitrógeno y potasa, pero sigue siendo necesario añadir micronutrientes para que el crecimiento y la producción sean óptimos. Un método recomendado consiste en administrar estos micronutrientes cuatro veces al año mediante pulverizaciones foliares. Los quelatos de hierro pueden aplicarse directamente al suelo cerca de la zona radicular en forma de solución. Asimismo, muchos huertos de pasifloras sufren carencias de boro, por lo que si este fuera el caso debemos pulverizar las plantas con 100 g de bórax al año. Es imprescindible vigilar con regularidad las carencias de nutrientes y prestar especial atención a las de potasio y calcio; las de magnesio no son tan importantes.