Cultivar hierbas, frutas y hortalizas en el jardín se está haciendo cada vez más popular ya que no sólo nos ofrece productos frescos, sino una conexión más profunda con nuestros alimentos. El jengibre (Zingiber officinale) es una excelente opción para los agricultores aficionados por su versatilidad, sus beneficios para la salud y su cultivo relativamente fácil. El jengibre es una planta tropical que se puede cultivar en la tierra o en macetas, lo que la hace accesible incluso para quienes disponen de poco espacio. Aquí tiene una guía paso a paso para cultivar jengibre en el jardín.
Qué tener en cuenta a la hora de cultivar jenjibre
- El jengibre crece en climas cálidos y húmedos y prefiere temperaturas de entre 22 °C y 30 °C (71 °F y 86 °F). Aunque procede de regiones tropicales, se puede cultivar en zonas no tropicales, ya sea en un lugar protegido y soleado o en el interior. El jengibre es una planta de crecimiento lento que puede tardar de 8 a 10 meses en madurar, por lo que debemos tener paciencia.
- Los mejores suelos para cultivar jengibre son los sueltos y francos con un buen drenaje y ricos en materia orgánica. El suelo debe ser entre ligeramente ácido y neutro, con un pH de 5,5 a 6,5. Un mal drenaje puede provocar la podredumbre de las raíces por lo que debemos asegurarnos de que la zona en la que plantaremos el jengibre cuente con un buen drenaje. Enriquecer el suelo con compost o estiércol bien descompuesto ayudará a mejorar su estructura y contenido en nutrientes.
Plantar jengibre en el jardín
El jengibre se cultiva normalmente a partir de rizomas, las raíces gruesas y nudosas que se venden en tiendas de comestibles o centros de jardinería. Puedes propagar el jengibre rápidamente en casa comprando rizomas frescos y ecológicos.
- Escoja un rizoma de jengibre con varios nódulos o yemas de crecimiento. Si es posible, seleccione un trozo de al menos 5 cm (2 pulgadas) de largo. Puede plantar o cortar el rizoma en trozos más pequeños asegurándose de que cada uno tenga al menos un brote de crecimiento. Deje secar las secciones cortadas durante un día antes de plantarlas para evitar que se pudran.
- La planta del jengibre prefiere la sombra parcial pero puede tolerar luz solar directa en climas más fríos. Elija un punto en su jardín protegido de los vientos fuertes y del sol de la tarde. Prepare el suelo aflojándolo hasta una profundidad de 30 cm (12 pulgadas) y mezclándolo con materia orgánica, como compost. Un buen drenaje es esencial, así que plante en caballones elevados si el suelo es pesado o arcilloso.
- Para plantar el jengibre, introduzca cada sección de rizoma a 5 cm (2 pulgadas) de profundidad en el suelo con las yemas de crecimiento hacia arriba. Separe los rizomas unos 20 cm (8 pulgadas) en hileras de 30 cm (12 pulgadas). Cúbralos con un poco de tierra y riéguelos bien. El jengibre necesita tener una humedad constante por lo que debemos mantener la tierra húmeda de manera uniforme, pero evitando regar en exceso, ya que podría pudrirse. Si tiene poco espacio o vive en un clima más frío, el jengibre puede crecer bien en macetas. Elija una maceta de al menos 30 cm (12 pulgadas) de profundidad con buen drenaje. Rellene la maceta con un sustrato rico en materia orgánica que drene bien. Plante el rizoma de jengibre a 5 cm (2 pulgadas) de profundidad y riegue. Es posible que el jengibre cultivado en maceta necesite un riego más frecuente. Compruebe la humedad de la tierra con regularidad.
- El jengibre exige un riego regular, sobre todo durante el período de crecimiento activo. Riegue bien la planta una vez a la semana y asegúrese de que la tierra permanece húmeda sin encharcarse. Si cultiva jengibre en un clima más fresco disminuya el riego durante el período de latencia en invierno.
- En cuanto a la fertilización, aplique un fertilizante equilibrado de liberación lenta durante la siembra para favorecer que la planta crezca sana. También puede utilizar abonos orgánicos como el compost o estiércol bien descompuesto. Para garantizar un crecimiento adecuado y el desarrollo correcto de los rizomas abone las plantas cada 6 u 8 semanas durante el periodo vegetativo.
- Las plantas de jengibre apenas se podan. Sin embargo, puede quitar las hojas muertas o amarillas para mejorar la circulación del aire y mantener la planta bien cuidada. El jengibre es una planta que no requiere demasiados cuidados, pero cubrir con mantillo la tierra alrededor de la base de la planta nos ayudará a retener la humedad y eliminar las malas hierbas. Si vive en un clima más frío puede cultivar el jengibre en el interior o cubrirlo con bastante mantillo durante el otoño para proteger los rizomas de las heladas.
- El jengibre es un cultivo relativamente resistente a plagas y enfermedades, pero se enfrenta a problemas como los pulgones, los ácaros y los nematodos del nudo de la raíz. Estas plagas se pueden gestionar supervisando periódicamente las plantas y eliminándolas a mano o con jabón insecticida. Proteger y aumentar la población de insectos beneficiosos como la Hippodamia convergens (mariquitas) puede ayudar bastante a controlar las poblaciones de plagas de forma natural. En condiciones de humedad, el jengibre (Zingiber officinale) puede ser susceptible a enfermedades fúngicas como la mancha foliar o la podredumbre de la raíz causadas por patógenos como Pythium spp. Y Fusarium spp. Para prevenir estos problemas es esencial mantener un drenaje adecuado y evitar el encharcamiento así como la buena circulación del aire alrededor de las plantas.
- El jengibre estará listo para la cosecha entre 8 a 10 meses después de la siembra, una vez las hojas empiecen a volverse amarillas y marchitarse. Para recolectarlo, desentierre suavemente los rizomas con una pala o una horquilla de mano con cuidado para no dañarlos. El jengibre fresco se puede cosechar cuando deseemos, tan sólo tendremos que desenterrar con cuidado una parte del rizoma, cortarlo y dejar el resto en el suelo para que siga creciendo.
- Después de la cosecha limpiamos los rizomas y los dejamos secar al sol durante unas horas antes de guardarlos. El jengibre se puede guardar en el frigorífico para usarlo a corto plazo o en un lugar fresco y seco para almacenarlo a largo plazo.