Cómo cultivar bambú

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Equipo editorial

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04/09/2024
Cómo cultivar bambú

El bambú es una de las plantas más famosas y abundantes del mundo. Gracias a su color verde brillante, tasa de crecimiento rápida y durabilidad, el bambú se ha convertido en una planta muy popular para jardines y parques urbanos, macetas o incluso jarrones dentro de la casa. Dependiendo de la especie, estas plantas pueden utilizarse como material de construcción, como plantas ornamentales y/o para la producción de biocombustibles (como el bioetanol), de tejidos, de muebles y de papel. Algunas especies incluso poseen brotes de bambú comestibles aptas para el consumo de animales y seres humanos. Los bambúes suelen preferirse para crear una valla de protección natural ya que crecen rápido y densamente. 

Cultivar bambú en el exterior

Seleccionar la variedad de bambú

Existen más de 1.400 especies de bambú en el mundo, desde hierbas, arbustos, árboles y trepadoras. Existen dos tipos principales de bambú: los bambúes simpodiales (principalmente tropicales) y los bambúes monopodiales (principalmente de clima templado cálido). La principal diferencia radica en que las plantas de la primera categoría crecen agrupadas en un punto y se expanden muy lentamente de un lugar a otro, mientras que las de la segunda, gracias a sus delgados rizomas, pueden expandirse rápidamente a grandes distancias. Dependiendo de la especie, los bambúes pueden llegar a ser bastante altos, alcanzando hasta 8-20 m (25-65 pies). Por lo general, un bambú de tipo simpodial suele crecer entre 30 y 60 cm al año, mientras que las variedades monopodiales pueden crecer incluso más rápido (entre 90 y 1,5 m al año). Sin embargo, también existen muchas variedades enanas.

Algunas especies comunes son:

Monopodial Simpodial
Phyllostachys aurea Fargesia nitida
Phyllostachys aureosulcata f. spectabilis Fargesia murielae “Bambú de Muriel”
Pleioblastus pygmaeus Distichus Fargesia murielae
Pleioblastus variegatus Fargesia murieliae "Jumbo"
Pleioblastus viridistriatus  Fargesia murieliae "Rufa"
Sasa tsuboiana o Thyrsostachys siamensis 
Sasa veitchii Bambusa multiplex 
Semiarundinaria fastuosa  Bambusa vulgaris 
Phyllostachys vivax  Himalayacalamus hookerianus 

A la hora de elegir una variedad de bambú, se aconseja tener en cuenta las condiciones ambientales locales, el espacio del que se dispone para que crezcan las plantas y la finalidad que éstas tendrán (por ejemplo, vallas vivas). Además, como los bambúes se cultivan por razones estéticas, las características de la planta como el tamaño, el color y la forma de las matas y las hojas son fundamentales.

Requisitos ambientales y de suelo del bambú: dónde plantar el bambú

Las plantas de bambú pueden crecer en distintos tipos de suelo pero se desarrollan mejor en suelos arenosos, francos, ricos, ligeramente ácidos, con un buen drenaje y un nivel de humedad relativamente alto. Los suelos sueltos pueden permitir una propagación más rápida de las plantas al permitir la expansión de los rizomas de los bambúes. Además, las plantas pueden crecer con éxito en semisombra, pero prefieren los lugares soleados. Cuando las plantas reciben suficiente sol, crecen más deprisa, se hacen más altas y adquieren un color verde más vivo. Evite los lugares expuestos a vientos fuertes, que retengan agua y sean propensos a las heladas.

Propagar y plantar bambú

Los bambúes se pueden propagar tanto por semillas como de forma vegetativa. No obstante, para un aficionado es más fácil comprar una planta en una maceta de una vivero o centro de jardinería y trasplantarla a un lugar adecuado del jardín. Las plantas se suelen vender en macetas de más de dos litros. La mejor época para plantar bambúes suele ser la primavera (o a principios de verano). Para garantizar que la planta se establezca bien, evite plantar sus bambúes cuando haga demasiado calor o demasiado frío. Si queremos crear una pantalla densa, podemos colocar las plantas jóvenes de bambú a 1 m (3 pies) de distancia. Podemos cavar hoyo el doble de ancho del tamaño de la maceta y un poco más profundo (1-2 cm o 1 pulgada). No es necesario que el hoyo sea más profundo porque los bambúes suelen tener raíces superficiales. Sacamos la planta de la maceta con cuidado, extendemos un poco las raíces (con cuidado) y la colocamos en el suelo. Podemos rellenar el agujero con tierra o una mezcla de tierra y compost, presionamos suavemente para mejorar el contacto de las raíces con la tierra y reducir el estrés del trasplante y regamos. Podemos añadir mantillo alrededor de las plantas para retener la humedad.T

Controlar el bambú

Las plantas, sobre todo las de tipo monopodial, pueden expandirse muy rápidamente con sus rizomas. Podemos desear esto durante los primeros años durante el establecimiento de la planta, pero después suele convertirse en un problema. Los bambúes pueden “atraer” y matar a la mayoría de las demás especies vegetales. Por eso, aunque sea difícil, debemos controlar su crecimiento en los jardines domésticos. Una opción es desenterrar, eliminar o cortar los estolones de las plantas. Para asegurarnos de que nuestras plantas crecerán sólo en la zona deseada, podemos crear o instalar una barrera vertical de al menos 5-7,5 cm de profundidad en el suelo (y 7 cm de altura) antes de plantar los bambúes. Si hemos elegido plantas más grandes (por ejemplo, Phyllostachys), debemos asegurarnos de que tengan espacio suficiente para crecer. En este caso, la barrera debe dejar una superficie de más de 2,5 m de diámetro para que los bambúes se puedan expandir.

Necesidades de agua y nutrientes del bambú

El bambú prospera en suelos ricos con suficiente humedad. Sin embargo, una vez establecido, la planta necesita unos cuidados mínimos. El bambú suele necesitar más de 700 mm de agua al año, mientras que la cantidad adecuada oscila entre los 1.500 y los 3.800 mm. Por lo tanto, necesitaremos al menos 2,5 cm (1 pulgada) de agua a la semana (precipitaciones o riego manual) para que la planta tenga un buen crecimiento. El bambú podrá alcanzar más altura en estas condiciones, mientras que, por el contrario, la sequía, especialmente en las etapas jóvenes (los dos primeros meses), puede provocar la defoliación. Durante los meses de más calor, puede que necesitemos regarlas cada 2 o 4 días. Es muy importante evitar plantar una planta de bambú en suelos con un mal drenaje. Los bambúes más viejos resisten mejor la sequía. El riego con aspersores es posible, pero el riego por goteo es la mejor opción.

Para nutrir y ayudar a crecer a nuestras plantas, podemos añadir fertilizante granulado de liberación controlada (1 cucharada sopera por planta). Sin embargo, si añadimos compost en el momento de trasplantarla, puede que no sea necesario. En años posteriores, podemos fertilizar una o dos veces desde principios de primavera hasta principios de otoño. Normalmente, necesitaremos suministrar un abono rico en nitrógeno a principios de primavera y más adelante utilizar un abono equilibrado. Es recomendable dejar las hojas que se han caído en su lugar, ya que los bambúes se pueden beneficiar de los nutrientes que contienen.

Saneamiento y poda

A medida que los bambúes envejecen, necesitaremos sanearlos y quitar hojas o cañas secas. Al cortarlas con una sierra de podar o unas tijeras, ayudaremos a las plantas a regenerarse, prolongaremos su vida útil y mantendremos su aspecto atractivo. Si la mata es muy espesa, podemos ralearla eliminando algunas cañas de la base. También podremos cortar la parte superior de las plantas para controlar la altura y favorecer la producción de un follaje nuevo y sano.

En los bambúes más viejos, es posible que tengamos que eliminar los brotes florecidos. A pesar del bonito aspecto de las flores del bambú, la floración puede debilitar mucho las plantas y provocar la defoliación o incluso su muerte. Si observamos que todo el bambú florece, podemos cortarlo hasta el suelo durante la primavera. También podemos añadir abonos ricos en nitrógeno y agua para favorecer que se regenere la planta.

Plagas y enfermedades: problemas más habituales del bambú

Las plantas de bambú no suelen enfrentarse a muchos problemas, sobre todo de estrés biótico. Sin embargo, los agricultores que cultiven bambú pueden tener que enfrentarse a los siguientes problemas:

  • Enfermedad de la roya. Síntomas comunes: pústulas de color naranja a marrón en el follaje.
  • Podredumbre de las raíces. Síntomas comunes: follaje clorótico y marchito, defoliación.
  • Pulgones del bambú. Síntomas comunes: las plantas pueden tener un crecimiento deficiente y podemos detectar los insectos en las hojas. Por lo general, el follaje puede estar cubierto de una sustancia pegajosa o/y fumagina.

Podemos esperar que aparezcan algunas hojas amarillas, ya que las plantas renuevan su follaje. Sin embargo, observar una clorosis extensa en sus bambúes puede ser un signo de estrés (sequía o encharcamiento, carencias de nutrientes o temperaturas extremas). En caso de un problema extenso, se aconseja consultar a un agrónomo autorizado.  

Cultivar bambú en macetas

Si queremos tener bambúes en una maceta en el jardín o en el balcón, lo mejor es elegir las variedades que crezcan y se extiendan menos. Empecemos con plantas más pequeñas. Dependiendo del tamaño original de la planta (y de su cepellón), lo mejor es trasplantarla a una maceta grande (45 cm o 18 pulgadas de ancho y profundidad). Además, como los bambúes tienden a hacerse muy altos (dependiendo de la especie), es mejor elegir una maceta ancha y que pese para evitar que la planta se vuelque. Además, debemos abrir agujeros en el fondo de la maceta que permitan que el agua sobrante drene en cuestión de minutos.

Para mejorar el drenaje, podemos añadir grava o guijarros en el fondo de las macetas. Es preferible utilizar una mezcla de tierra para macetas a base de marga con un poco de compost de jardín. El trasplante debe realizarse durante la primavera. Algunos cultivadores aficionados sumergen el cepellón de bambú en agua durante una hora antes de trasplantarlo. Esto puede ser necesario si las plantas que compramos parecen sufrir estrés por sequía.

Elegiremos un lugar soleado para colocar nuestras plantas de bambú recién trasplantadas. Esto acelerará su crecimiento. Evitaremos las zonas expuestas a vientos fuertes. Tampoco debemos olvidar regar abundantemente después del trasplante. Aunque los bambúes pueden soportar temperaturas cercanas a 0 °C (32 °F), lo mejor es trasladar nuestras macetas a un lugar resguardado y proteger el sistema radicular de las heladas utilizando plástico de burbujas. Si la temperatura desciende por debajo de los 4 °C (39,2 °F), podemos colocar nuestras macetas en el interior hasta que la temperatura vuelva a subir.

Podemos añadir fertilizante granulado de liberación controlada para nutrir nuestras plantas y favorecer su crecimiento. Si hemos añadido compost a la tierra de la maceta a la hora del trasplante, esto podría no ser necesario durante el primer año. Durante los años siguientes, podemos suministrar un fertilizante líquido general una o dos veces desde principios de primavera hasta mediados de otoño. Recordemos que los bambúes son sensibles a la sequía, sobre todo en las primeras etapas (los dos primeros meses después de la plantación), por lo que no debemos descuidar el riego durante toda la temporada de crecimiento. Durante los meses más cálidos, las plantas en macetas pueden necesitar riego diario o una vez cada dos días. El estrés por sequía puede provocar la defoliación de las plantas y su muerte prematura. 

A medida que vayan creciendo las plantas puede que necesitemos trasplantarlas a macetas más grandes. Por último, como el bambú puede propagarse vegetativamente, podemos dividirlos y replantarlos en distintos lugares.

Referencias

Para saber más

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