En la agricultura, bioagentes o agentes biológicos hacen referencia a una serie de organismos vivos o productos naturales que mejoran la salud de los cultivos como protectores de las plantas que repercuten en la comunidad vegetal.
En concreto, los agentes de biocontrol gestionan las plagas y enfermedades, refuerzan la tolerancia al estrés biótico y abiótico, mejoran la nutrición y la absorción de agua e impulsan el crecimiento de las plantas de forma sostenible para el medio ambiente.
Estos bioagentes pueden clasificarse en tres categorías principales:
- Depredadores y parasitoides: Estos insectos beneficiosos depredan o ponen sus huevos en los insectos plaga. Algunos ejemplos de agentes biológicos son las mariquitas, las crisopas y las avispillas parasitarias.
- Agentes microbianos de biocontrol: Se trata de microorganismos como bacterias, hongos y virus que pueden suprimir plagas y enfermedades; por ejemplo: Bacillus thuringiensis (Bt) para la gestión de insectos y Trichoderma harzianum para la gestión de enfermedades.
- Biofertilizantes y microbios beneficiosos: Mejoran la fertilidad del suelo y la salud de las plantas fijando el nitrógeno, solubilizando los nutrientes y favoreciendo el crecimiento. Algunos ejemplos de esa categoría son las rizobacterias fijadoras de nitrógeno y los hongos micorrícicos.
¿Cuál es el papel de los bioagentes?
Los bioagentes ofrecen numerosas ventajas en el sector agrícola; entre otras,
- Suelen ser más respetuosos con el medio ambiente que los pesticidas químicos, ya que no dejan residuos nocivos en el suelo ni en el agua.
- Son específicos, lo que minimiza el daño a los organismos no objetivo, incluidos los insectos beneficiosos.
- Fomentan las prácticas agronómicas sostenibles ya que reducen la necesidad de utilizar productos químicos sintéticos que pueden provocar resistencia a los plaguicidas y desequilibrios ecológicos a largo plazo.
¿Cuáles son los factores que debemos tener en cuenta a la hora de utilizar bioagentes?
Aunque los agentes biológicos son sobre todo beneficiosos, su uso plantea algunos inconvenientes:
- Los bioagentes pueden ser sensibles a las condiciones ambientales, como la temperatura y la humedad, lo que hace que varíe su eficacia.
- Algunos pueden ser más caros y requerir más mano de obra, tanto para su producción como para su aplicación, que las alternativas químicas.
- La gestión eficaz de plagas y enfermedades requiere a menudo un enfoque integrado, que combine los bioagentes con otras prácticas como la rotación de cultivos y las buenas prácticas agronómicas.