La importancia de la salud del suelo en la agricultura sostenible

Rahul Prataprao Padwal

Investigador adjunto en el Instituto Africano de Desarrollo de Capacidades (AICAD)

5 min lectura
26/09/2024
La importancia de la salud del suelo en la agricultura sostenible

La salud del suelo es la piedra angular de la agricultura sostenible y desempeña un papel fundamental para garantizar la viabilidad a largo plazo de nuestros sistemas de producción de alimentos. A medida que crece la población mundial, aumenta la demanda de alimentos, lo que ejerce una presión sin precedentes sobre las prácticas agrícolas. Para satisfacer esta demanda y proteger a la vez el medioambiente, es imprescindible dar prioridad a la salud del suelo.

En este artículo descubriremos el significado de la salud del suelo en la agricultura sostenible, destacaremos el impacto que ésta tiene en la producción de los cultivos, en la conservación del medioambiente y en la seguridad alimentaria en general, así como las estrategias para mejorar la salud del suelo.

¿Qué es la salud del suelo?

La salud del suelo se refiere a la capacidad que éste tiene para funcionar como un ecosistema vivo que puede sustentar plantas, animales y seres humanos. Abarca distintas propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo incluyendo la textura, el contenido de nutrientes, la materia orgánica, los niveles del pH y la diversidad microbiana. Un suelo sano favorece el crecimiento de los cultivos al proporcionar nutrientes esenciales, agua y un entorno físico estable. Mejorar la salud del suelo es crucial por múltiples razones, entre las que destacan:

La productividad de los cultivos

  • Disponibilidad de nutrientes

Un suelo sano es rico en nutrientes esenciales como el nitrógeno, el fósforo, el potasio, etc. Estos nutrientes son vitales para el crecimiento y el desarrollo de la planta. Un suelo con los niveles adecuados de nutrientes garantizará que los cultivos tengan acceso a los recursos que necesitan para prosperar. Por el contrario, un suelo agotado de nutrientes puede retrasar el crecimiento, reducir la producción y provocar una mayor vulnerabilidad de la planta a las plagas y enfermedades.

  • Retención de agua

Un suelo bien estructurado y con un buen contenido de materia orgánica mejora la capacidad de retención de agua. Esto es especialmente importante en regiones propensas a sequías o lluvias irregulares. Un suelo capaz de almacenar agua de forma eficaz ayuda a los cultivos a resistir los periodos de escasez de agua, reduciendo el riesgo de obtener malas cosechas y garantizando una cosecha más fiable

  • Desarrollo del sistema radicular

Los suelos sanos proporcionan un entorno ideal para el desarrollo de las raíces. Un sistema radicular fuerte y profundo es fundamental para que las plantas sean estables y absorban los nutrientes de forma eficaz. El crecimiento adecuado de las raíces contribuye a aumentar la resistencia de los cultivos, lo que permite a las plantas soportar mejor condiciones adversas como los fuertes vientos y las lluvias torrenciales.

Protección medioambiental

  • Reducir la erosión

Los suelos sanos son menos propensos a la erosión. La erosión se produce cuando el viento o el agua desplazan la capa superficial del suelo, que es rica en materia orgánica y nutrientes. La erosión provoca la pérdida del suelo fértil y la contaminación de las masas de agua. Las prácticas de agricultura sostenible dan prioridad a la salud del suelo y ayudan a mitigar la erosión, lo que preserva la integridad del suelo. 

  • Secuestro de carbono

La salud del suelo desempeña un papel fundamental en el secuestro de carbono, que es el proceso de capturar y almacenar dióxido de carbono de la atmósfera. Los suelos ricos en materia orgánica actúan como sumideros de carbono y ayudan a reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Las prácticas agrícolas sostenibles como plantar cultivos de cobertura y la labranza de conservación, pueden aumentar el secuestro de carbono en el suelo.

  • Conservar la biodiversidad

Un suelo sano está repleto de vida microbiana diversa, incluidas bacterias y hongos beneficiosos. Estos microorganismos contribuyen al ciclo de nutrientes, la supresión de enfermedades y la salud general del ecosistema. Al contribuir a la salud del suelo, las prácticas agrícolas sostenibles favorecen la biodiversidad tanto en la superficie como en el subsuelo, aumentando la resistencia de los ecosistemas.

Seguridad alimentaria

  • Resistencia al cambio climático

El cambio climático está afectando cada vez más a la agricultura debido a los fenómenos meteorológicos extremos, la alteración de los patrones de las precipitaciones y los cambios en la dinámica de las plagas y las enfermedades. Un suelo sano puede ayudar a amortiguar estos efectos proporcionando a los cultivos los recursos que necesitan para adaptarse y prosperar en condiciones cambiantes.

  • Gestión de recursos sostenible

Las prácticas agrícolas sostenibles que dan prioridad a la salud del suelo favorecen una gestión de los recursos sostenible. Esto incluye el uso eficaz de los nutrientes, reducir el uso de los insumos químicos y una mejor gestión del agua. Al conservar el suelo y los recursos hídricos, la agricultura sostenible contribuye a la seguridad alimentaria a largo plazo.

Métodos para mejorar la salud del suelo

Para aprovechar los beneficios de mejorar la salud del suelo, los agricultores y profesionales de la agricultura pueden utilizar varios métodos:

  • Cultivos de cobertura: plantar cultivos de cobertura entre los cultivos principales protege al suelo de la erosión y mejora la materia orgánica.
  • Rotación de cultivos: alternar cultivos en una secuencia para romper los ciclos de las plagas y las enfermedades y mejorar la fertilidad del suelo.
  • Labranza de conservación: alterar el suelo lo menos posible mediante prácticas de labranza de conservación o siembra directa para preservar la estructura del suelo.
  • Añadir materia orgánica: incorporar compost, restos de los cultivos y materiales orgánicos para mejorar la estructura del suelo y la disponibilidad de nutrientes.
  • Gestión de los nutrientes: aplicar los fertilizantes con precisión para evitar un uso excesivo y reducir la escorrentía de nutrientes.
  • Gestión Integrada de Plagas (GIP): implementar prácticas centradas en la prevención de plagas y enfermedades, reduciendo la necesidad de plaguicidas químicos.

 Conclusión

No podemos insistir lo suficiente en la importancia que tiene la salud del suelo en la agricultura sostenible. En un mundo que no deja de cambiar, el suelo sano es esencial para maximizar la productividad de los cultivos, conservar el medio ambiente y garantizar la seguridad alimentaria. Para alcanzar estos objetivos, los agricultores, investigadores y legisladores deben trabajar conjuntamente para favorecer e implementar prácticas agrícolas sostenibles que den prioridad a la salud del suelo. Adoptar estrategias como los cultivos de cobertura, la rotación de cultivos, la labranza de conservación, añadir materia orgánica, la gestión de nutrientes y la gestión integrada de plagas puede ayudar a los agricultores a mejorar la salud del suelo y garantizar la viabilidad a largo plazo de sus explotaciones agrícolas.

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Rahul Prataprao Padwal
Investigador adjunto en el Instituto Africano de Desarrollo de Capacidades (AICAD)

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