A veces, percibimos los residuos como algo inútil o que no deseamos, lo que nos lleva a tirarlos en cubos de basura sin pensárnoslo dos veces. No obstante, en el intrincado equilibrio de la naturaleza, nada se puede calificar realmente de residuo; todo tiene el potencial de poder ser reutilizado, reciclado o transformado en algo útil. A diferencia de los prístinos paisajes de selvas, desiertos y océanos, donde prácticamente no existen residuos, la sociedad humana genera grandes cantidades de ellos. De hecho, de los 8,4 millones de especies que pueblan el planeta Tierra, los humanos son los únicos que contribuyen al concepto de basura. Los residuos de cocina y domésticos abarcan desde los productos de más que cocinamos hasta las sobras de comida pasando por las cáscaras de frutas y verduras, los envases de papel y la ropa que tiramos.
Por otro lado, entre los residuos de jardines o de granjas y explotaciones agrícolas se incluyen las hojas, flores y frutas caídas, los restos de cosechas y subproductos animales como el estiércol y la orina. La materia orgánica derivada de plantas o animales constituye el núcleo de estos residuos.
El compostaje, el proceso de descomposición de la materia orgánica, da lugar a un producto rico en nutrientes conocido como compost. Esto ocurre de manera espontánea en la naturaleza mediante la acción de microbios cuando los materiales ricos en nitrógeno y carbono se combinan con humedad, oxígeno y temperaturas óptimas.
¿Por qué compostar los residuos orgánicos?
Los motivos son muchos. Al evitar que los residuos orgánicos se dirijan a los vertederos, mitigamos la contaminación y reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, el compostaje enriquece la calidad del suelo, mejora la retención del agua, fomenta el crecimiento saludable de las plantas y reduce la dependencia de fertilizantes y pesticidas químicos. El compostaje constituye un planteamiento ecológico y rentable de la gestión de residuos, en consonancia con los principios de protección del medioambiente. Pero, ¿quién y cómo se realiza el compostaje? La respuesta está en la propia naturaleza: un conjunto diverso de microbios, lombrices, bacterias y hongos son los que orquestan el proceso. No obstante, el ser humano puede intervenir para acelerarlo aprovechando determinados microbios y creando un entorno adecuado.
¿Qué es el Lactobacillus? – cómo producirlo y sus usos
Uno de estos métodos consiste en cultivar microbios Lactobacillus de la atmósfera utilizando agua de arroz para producir suero de lactobacilos, un componente clave para poner en marcha el compostaje. Elaborar nuestro propio suero de lactobacilos es un proceso sencillo pero eficaz. El agua procedente de lavar el arroz sirve como medio para capturar estos microbios beneficiosos y producir un suero potente después de la fermentación. Este suero no sólo es útil en el compostaje, sino también en diversas tareas domésticas como desinfectar superficies o mejorar la salud digestiva de los animales. Asimismo, para crear un iniciador de compostaje debemos mezclar suero de Lactobacillus con azúcares naturales y materia orgánica. Este iniciador casero pondrá en marcha el proceso de compostaje, garantizando una sólida mezcla de microbios anaeróbicos y aeróbicos para que la descomposición sea óptima.
Existen varios enfoques en cuanto a técnicas de compostaje se refiere, desde el tradicional compostaje en caliente hasta el método Bokashi de inspiración japonesa. Cada método ofrece diferentes ventajas: algunos de ellos se centran en la descomposición rápida mediante la generación de calor, mientras que otros hacen hincapié en la fermentación como primer paso para el compostaje.
El proceso de compostaje comienza seleccionando los materiales con cuidado. Los materiales verdes y marrones que representan las fuentes de nitrógeno y carbono se colocan en capas para lograr un equilibrio óptimo. Sin embargo, deben evitarse ciertos elementos como la carne, los lácteos y los aceites para evitar olores desagradables y atraer plagas. Durante la primera etapa, los residuos de cocina se someten a fermentación en contenedores herméticos, lo que favorece el crecimiento de microbios beneficiosos mientras que reduce los malos olores y las plagas. A continuación, los residuos fermentados se integran en cubos de compostaje más grandes para su descomposición aeróbica, culminando en un compost rico en nutrientes listo para utilizar.
¿Por qué es importante el compost?
Aplicar el compost es igual de importante, ya que enriquece el suelo existente o las mezclas para macetas y favorece el crecimiento y la vitalidad de las plantas. Los particulares pueden seguir los principios de compostaje, adoptar prácticas sostenibles, reducir los residuos y alimentar ecosistemas más sanos.
En conclusión, el compostaje se perfila como una potente herramienta en la búsqueda de la sostenibilidad medioambiental. Aprovechando los procesos naturales de descomposición, reducimos los residuos, cultivamos suelos fértiles y obtenemos cosechas abundantes. El método que aquí compartimos es un ejemplo de un enfoque holístico del compostaje, que aúna la sabiduría tradicional con las técnicas contemporáneas para fomentar un futuro más verde y limpio para las generaciones futuras.