Créditos de carbono y prácticas agrícolas sostenibles
La agricultura sostenible es una parte integral de la solución al cambio climático y es fundamental para alcanzar un sistema alimentario más sostenible y resiliente. Algunas actividades agrícolas como la producción agrícola y ganadera son fuentes importantes de distintos gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Adoptar prácticas agrícolas sostenibles ayuda a reducir las emisiones de los GEI procedentes de las agricultura y actividades afines. Las prácticas agrícolas sostenibles son métodos agrícolas cuyo objetivo es producir alimentos, fibra y otros productos agrícolas sostenibles que sean económicamente viables, respetuosas con el medioambiente y beneficiosos en términos sociales. Estas prácticas pretenden satisfacer las necesidades actuales sin que tengan ningún tipo de impacto negativo que pueda afectar a que las generaciones futuras cubran las suyas.
Un crédito de carbono es un instrumento financiero internacional cuyo objetivo es reducir las emisiones de GEI. Los créditos de carbono animan a las empresas, los gobiernos y otras organizaciones a reducir las emisiones de GEI proporcionando un incentivo financiero. El sistema para generar créditos de carbono ayuda a los países desarrollados a mantener sus objetivos para reducir las emisiones (RE) y a los países en vías de desarrollo para que se beneficien de la ayuda financiera de los países desarrollados para invertir en proyectos de carbono que generarán créditos de carbono.
Por lo tanto, existe una sinergia entre la agricultura sostenible y los créditos de carbono; aplicar prácticas agrícolas sostenibles ayuda a eliminar (mediante el secuestro) o evitar emisiones de carbono (practicando métodos para “reducir” o “evitar”) del ecosistema que un agricultor puede percibir en términos de “créditos de carbono”.
Existen distintas maneras de definir y enfocar la agricultura sostenible. No obstante, existen algunos principios que suelen asociarse con la agricultura sostenible que pueden llevar a generar créditos de carbono. Estas prácticas se denominan “agricultura del carbono".
Prácticas agrícolas sostenibles y gestión de recursos y carbono
Mojado y secado alternativos (AWD)
El mojado y secado alternativos (AWD, por sus siglas en inglés) es una técnica de producción de arroz científica y consolidada internacionalmente que permite que un arrozal se seque entre riegos. El AWD puede ayudar a reducir el uso de agua y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la producción de arroz, lo que puede contribuir a alcanzar el objetivo de una agricultura sostenible. El AWD puede ayudar a reducir el uso de agua en la producción de arroz hasta en un 30%, lo que puede ayudar a conservar el agua y reducir la energía necesaria para el riego. Utilizar la técnica de AWD puede ayudar a reducir o “evitar” las emisiones de GEI procedentes de la producción de arroz al reducir la cantidad de metano (CH4) que se produce durante su cultivo. El metano es un potente GEI y es más de veinticinco veces más potente que el CO2, por lo que reducir las emisiones de CH4 puede ayudar a mitigar el cambio climático. También puede ayudar a mejorar la salud del suelo al reducir la cantidad de agua estancada en el campo y mejorar la estructura del suelo.
Cultivos de cobertura:
Los cultivos de cobertura son plantas que crecen entre los cultivos de temporada para proteger y mejorar la salud del suelo (p.ej., de la erosión) y proporcionar beneficios tanto económicos como para el ecosistema. El cultivo de cobertura es una práctica agrícola sostenible que puede ayudar a alcanzar los objetivos de la agricultura sostenible como reducir el hambre y la pobreza. Los cultivos de cobertura ayudan a reducir la erosión del suelo protegiendo su superficie y estabilizando su estructura. También ayudan a mejorar la salud del suelo y a reducir la necesidad de utilizar fertilizantes y pesticidas sintéticos. Esto se consigue añadiendo materia orgánica al suelo para aumentar su fertilidad y mejorar su estructura. Estas plantas pueden ayudar a incrementar la producción de las cosechas y a reducir la necesidad de fertilizantes sintéticos y pesticidas durante el cultivo de las cosechas principales. Los cultivos de cobertura pueden reducir el uso de agua al mejorar la infiltración y la retención de está en el suelo, reduciendo a su vez la necesidad de riego. Además, utilizar este tipo de plantas puede reducir la incidencia de plagas y enfermedades al crear un ecosistema más diverso (potenciando la agrobiodiversidad) y servir de huésped para insectos depredadores y otros organismos beneficiosos que intervienen en el control de las plagas de los cultivos. Por último, los cultivos de cobertura facilitan el secuestro de carbono en el suelo, lo que puede ayudar a atenuar el cambio climático al eliminar CO2 de la atmósfera.
Siembra directa:
La siembra directa, también conocida como labranza cero o de conservación, es una práctica agrícola que consiste en plantar los cultivos directamente en el suelo sin alterarlo mediante laboreo o arado (invirtiendo, alterando y exponiendo las capas inferiores del suelo). La siembra directa puede ayudar a alcanzar muchos objetivos de la agricultura sostenible. También ayuda a reducir la erosión del suelo al proteger la superficie y estabilizar la estructura del suelo. Asimismo, fomenta la salud del suelo, reduce la necesidad de fertilizantes y pesticidas sintéticos, reduce el uso de agua y, como consecuencia, la necesidad de riego. La siembra directa también puede ayudar a secuestrar carbono en el suelo al reducir la alteración del suelo y aumentar la cantidad de materia orgánica presente en el suelo. Por último, puede ayudar a mitigar el cambio climático al eliminar CO2 de la atmósfera.
Gestión de residuos (de cultivos-plantas):
La gestión de residuos en la agricultura incluye la gestión de rastrojos, tallos, hojas, ramas y otros materiales vegetales que producen los cultivos y que se dejan en el campo después de la cosecha. Los cultivos cosechados con cosechadoras dejarán más residuos en el campo mientras que la cosecha manual dejará menos. Los residuos se incorporan en el suelo como materia orgánica para mejorar su salud y fertilidad. También protegen la humedad del suelo al reducir la evaporación y mejorar la disponibilidad de agua para los cultivos (al mejorar la infiltración del agua). Esto reducirá el estrés por sequía de las plantas y los riegos y aumentará la producción de los cultivos. Además, incorporar residuos vegetales en el suelo puede aumentar la biodiversidad de organismos beneficiosos. Asimismo, es una técnica útil y eficiente para interrumpir el ciclo de vida de patógenos - enfermedades y plagas.
Existen varios enfoques para gestionar los residuos en los sistemas agroforestales, como incorporarlos al suelo como materia orgánica, utilizarlos como pienso o convertirlos en bioenergía u otros productos de valor añadido. El enfoque en particular dependerá del contexto y de los objetivos del sistema agroforestal. Estos enfoques secuestran el carbono en el ecosistema terrestre y ayudan a mitigar el cambio climático eliminando CO2 de la atmósfera.
La agricultura de conservación, incluyendo los cultivos de cobertura y la siembra directa, puede ayudar a aumentar la cantidad de carbono almacenado en el suelo, lo que puede contabilizarse y utilizarse para generar créditos de carbono.
Existen muchas otras prácticas de agricultura sostenible para crear créditos de carbono. Por ejemplo, gestionar de manera adecuada el estiércol procedente del ganado puede reducir/evitar las emisiones de metano (CH4). Capturar el metano del estiércol mediante digestión anaerobia y utilizarlo como fuente de bioenergía puede generar créditos de carbono. Del mismo modo, mejorar la eficiencia de los fertilizantes nitrogenados puede reducir las emisiones de óxido nitroso (N2O). Utilizar fertilizantes de liberación lenta o la fertilización de precisión reduce la emisión de N2O. El óxido nitroso es 300 veces más fuerte que el CO2 y reducir el uso de N2O puede generar créditos de carbono.
En general, las prácticas de agricultura sostenible tienen el potencial de generar créditos de carbono al reducir las emisiones de GEI y aumentar el secuestro de carbono, lo que puede ayudar a mitigar el cambio climático y proporcionar un incentivo financiero para adoptar prácticas sostenibles.
Agricultura del carbono: una visión general
Créditos de carbono y prácticas agrícolas sostenibles