¿Qué es la agricultura sin labranza?

La siembra directa o agricultura sin labranza es un sistema de cultivo que evita todas las prácticas que promueven la degradación física del suelo. Los agricultores practicaron la siembra directa durante miles de años, hasta las últimas cinco décadas, cuando prevalecía la agricultura industrial. En la siembra directa, se evita la labranza porque destruye la estructura del suelo y las partículas del suelo se dispersan, mientras que los tractores causan la compactación del suelo.

El sistema de siembra directa se ha hecho cada vez más popular como una práctica esencial de la agricultura sostenible gracias a la cantidad de ventajas que aporta. Para ser más exactos, permite preservar la estructura del suelo, reduce el riesgo de erosión del suelo y escorrentía, mejora la absorción e infiltración del agua y mejora la eficacia del riego. Además, la agricultura sin labranza favorece la biodiversidad de insectos y microorganismos del suelo, mejorando así su calidad y estabilidad.

En tales sistemas, el agricultor suele sembrar o plantar el cultivo en los residuos de la cosecha anterior que han quedado sobre el suelo (siembra directa) sin ninguna preparación de las tierras. En el caso de la gestión de malezas, los agricultores que utilizan los sistemas de siembra directa aplican herbicidas orgánicos o convencionales o técnicas de gestión integrada (por ejemplo, los cultivos de cobertura). Muchos agricultores prefieren el método de siembra directa, aparte de por sus ventajas para el medio ambiente, porque ahorra tiempo y costes.

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