Preparación del terreno para la cebada, requerimientos del suelo y requerimientos para la siembra

Una vez se haya seleccionado y probado la variedad de cebada (por ejemplo, una que se adapte a la región), el agricultor deberá preparar el campo para la siembra. La preparación adecuada del lecho de siembra puede afectar drásticamente a todas las fases de crecimiento, desde la germinación hasta la madurez, lo que conduce a un mayor rendimiento final, que es el resultado deseado.

Preparación del campo

Un joven agricultor-agrónomo de la región de Tesalia (Grecia) sugiere que se realice un análisis del suelo cada tres años para tener una idea de lo que ocurre en el campo. Hay que recordar que un análisis de suelo es representativo siempre que se seleccione bien la muestra de suelo. Muchos agricultores siguen el «patrón W» para tomar muestras en todo el campo.

Excepto esto, los dos pasos principales en la preparación del suelo antes de la siembra son:

• Labranza. Este proceso tiene lugar cuando el contenido de humedad del suelo es suficiente.
• Formación del terreno/suelo

-Uso de cultivador. Este proceso ahueca y mejora la aireación del suelo dejando la materia orgánica en la parte superior.

-Uso de arado de subsuelo. Esta maquinaria provoca una menor alteración del suelo y es preferible cuando la capa superior del suelo está en buenas condiciones. También se utiliza cuando el agricultor ha seguido un sistema sin labrar.

Es esencial evitar las técnicas que puedan provocar la compactación del suelo, como el uso excesivo de maquinaria. Al mismo tiempo, los agricultores suelen incorporar al campo residuos de cultivos anteriores en el caso del monocultivo, ya que esto aumenta la concentración del suelo en materia orgánica y lo enriquece con nutrientes.

Requisitos del suelo

La cebada se establece eficazmente en semilleros preparados, y algunos agricultores sostienen que puede cultivarse con éxito sin arar la tierra. Prefiere niveles de humedad moderados y le resulta difícil crecer en suelos encharcados. Los suelos ideales para el crecimiento de la cebada son los terrenos fértiles y bien drenados o los ligeros y arcillosos de las zonas con inviernos frescos, secos y suaves. También da buenos resultados en suelos ligeros y secos y tiene una mayor tolerancia en suelos alcalinos que otros cultivos de cereales (Clark, 2007). Además, parece más resistente a la salinidad que otros cultivos de cereales.

El pH del suelo ideal para el cultivo de cebada oscila entre 6 y 8. Sin embargo, la planta es sensible a los suelos ácidos (pH<5) y a los suelos demasiado húmedos. Para aumentar el pH del suelo, los agricultores suelen añadir cal (1). El pH ideal para el cultivo de cebada es de 6,5 (2):

Requisitos de siembra

Un factor que diferencia a la cebada de invierno de la de primavera es la necesidad de la primera de exponerse a temperaturas frías (vernalización). Este proceso le permite producir espigas y grano más tarde. Por ello, la cebada de invierno suele sembrarse en otoño, y completa su desarrollo durante la primavera y el verano siguientes. Por el contrario, la cebada de primavera no tiene que estar expuesta a bajas temperaturas y puede sembrarse en primavera. Los tipos de cebada de primavera suelen madurar más tarde que los de invierno (3). Incluso para los tipos de invierno, se menciona como temperatura mínima 5 °C o 41 °F.

La fecha de siembra y la densidad de plantación (como resultado de la dosis de siembra) pueden afectar drásticamente al rendimiento y al grado de malteado. Los agricultores de cebada del oeste de Canadá se ven a menudo en dificultades para alcanzar el grado  de malta. Esto suele deberse a condiciones climáticas desfavorables, aunque las prácticas agronómicas pobres también pueden ser un factor condicionante. En 2006, 2007 y 2008 se realizaron experimentos de campo en ocho localidades del oeste de Canadá (24 emplazamientos al año) para evaluar los efectos de la fecha de siembra (relativamente temprana y tardía) y la dosis de siembra (100, 200, 300, 400 y 500 semillas por m2) sobre el rendimiento de la cebada AC Metcalfe y los parámetros de calidad de la malta. El retraso en la siembra provocó a menudo efectos negativos, como el aumento de la concentración de proteínas y la disminución del tamaño del grano y del rendimiento. Sin embargo, en 6 emplazamientos-año, se obtuvieron mayores rendimientos cuando la fecha de siembra fue más tardía. Por lo general, lo óptimo era sembrar 300 semillas por m2. En la mayoría de los casos, la siembra de más de 300 semillas por m2 no mejoró los resultados, y por encima de este nivel se corría el riesgo de reducir el rendimiento y el tamaño de los granos (7). 

Referencias

1. https://grdc.com.au/resources–and–publications/grownotes/crop–agronomy/barley–southern–region/GrowNote–Barley–South-5-Nutrition–and–fertiliser.pdf
2. https://www.teagasc.ie/media/website/publications/2015/The–Spring–Barley–Guide.pdf
3. https://extension.umn.edu/growing–small–grains/spring–barley–growth–and–development–guide#seedling–establishment–and–leaf–production-792761
4. https://www.agric.wa.gov.au/barley/what–optimum–plant–density–your–barley–variety
5. https://grdc.com.au/resources–and–publications/grownotes/crop–agronomy/barley–west/GrowNote–Barley–West-3-Planting.pdf
6. http://www.dpi.nsw.gov.au/__data/assets/pdf_file/0003/516180/Procrop–barley–growth–and–development.pdf
7. https://www.academia.edu/68109026/Effect_of_seeding_date_and_seeding_rate_on_malting_barley_production_in_western_Canada

• Clark, A. (2007) Managing Cover Crops Profitably, 3rd ed. Sustainable Agriculture Network, Beltsville, MD

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