El maíz necesita suelos sueltos con una aireación y drenaje adecuados y, al mismo tiempo, que mantengan cantidades suficientes de agua cerca de las raíces. La tierra pesada o demasiado arenosa y mal drenada no es adecuada. En general, la planta prefiere niveles de pH superiores a 5,5. El pH óptimo para el maíz está entre 5,8 y 6,8. Contar con niveles de pH cercanos a 5 puede reducir la producción hasta en un 35 %. El maíz es ligeramente sensible al aumento de los niveles de salinidad.

Después de seleccionar y probar la variedad de maíz, los agricultores deben preparar su campo para la siembra. La preparación adecuada del lecho de siembra puede afectar significativamente a la germinación, la emergencia-establecimiento del cultivo y, por supuesto, el crecimiento de las plantas, derivando en una producción final más alta.

Preparación del lecho de siembra para el maíz

En sistemas de cultivo tradicionales, los agricultores dedican entre 1 y 3 jornadas a la labranza del suelo. Se recomienda encarecidamente a los agricultores adoptar un enfoque equilibrado y evitar la labranza innecesaria que pueda dañar la estructura del suelo y provocar su compactación. Además de la labranza convencional, el agricultor puede implementar el acolchado con los residuos de las plantas, la siembra reducida o la siembra directa. Todos los sistemas cuentan con sus ventajas e inconvenientes y el agricultor debe sopesarlos con cuidado antes de elegir cuál de ellos se adapta mejor a las características particulares de su campo. (1).

La labranza pretende crear una superficie de terreno suelto y friable con la técnica primaria de control de malezas (mecánico). La preparación del suelo comienza mucho antes que la siembra real de las semillas de maíz. A partir de la cosecha del cultivo anterior, los agricultores suelen cortar y repartir uniformemente los residuos de los cultivos sobre la superficie del campo. La gestión de residuos puede desempeñar un papel fundamental en el mantenimiento y la mejora de la humedad y textura del suelo y en la reducción de enfermedades y problemas con insectos (Gentry et al., 2013). Es necesario implementar algunas medidas para controlar las malas hierbas antes de sembrar maíz, con el fin de minimizar la competencia del cultivo con las malezas por la luz solar, el espacio, el agua y los nutrientes.

En los sistemas de cultivo ecológico en los que no se puedan aplicar herbicidas químicos, los productores de maíz deben tener especial cuidado al elegir el momento más apropiado para empezar a labrar la tierra. En este caso, la mayoría de los agricultores optan por intervenir dos veces, una después de que hayan empezado a crecer las primeras malezas y otra un poco más tarde (unas 2 o 3 semanas después) para quitar la segunda ronda de malas hierbas (por lo general, menos de una semana antes de sembrar)(3).

  • Labranza primaria (primera y básica) 

Se realiza a principios de la temporada, normalmente después de la cosecha del cultivo anterior, o bien 1 o 2 meses antes de sembrar el maíz (4). En ese momento, el agricultor puede incorporar algo de abono a la tierra. Se debe evitar el arado temprano en zonas con una pendiente superior al 8 %, ya que contribuirá a la erosión del suelo debido a las lluvias invernales y los fuertes vientos.

La labranza a principios de la primavera sirve como una medida de control de malezas muy eficiente. Al mismo tiempo, contribuye a la eliminación del exceso de agua del suelo, mejora la aireación del suelo y promueve el calentamiento del lecho de siembra. Si el agricultor tiene un cultivo de cobertura como la alfalfa en el campo, puede incorporar las plantas al suelo con la labranza primaria.

Dependiendo de la textura del suelo, el agricultor puede necesitar el siguiente equipamiento para la labranza primaria:

  • Arado vertedera (mejor evitarlo en suelos arenosos)
  • Arados de disco (útiles en suelos secos y duros, no recomendados para suelos arenosos)
  • Arados cincel (mejores resultados en suelos relativamente secos)
  • Subsoladores (para romper la suela de labor formada)

  • Labranza secundaria 

Suele practicarse unos días antes de sembrar el cultivo. Los agricultores pueden usar lo siguiente:

  • Cultivadores de brazos (para eliminar las plántulas de malezas y para romper la costra dura del suelo, es necesario que el suelo tenga algo de humedad para que resulten efectivos)
  • Gradas o rastras de discos (para romper terrones y la costra dura del suelo)

En suelos secos y arenosos, los agricultores deben tener cuidado de no destruir la estructura del suelo y deben evitar pasar demasiadas veces con la maquinaria por el suelo y removerlo demasiado.

Los agricultores ecológicos pueden optar por hacer una labranza más justo antes de la siembra. Si el clima es lo suficientemente cálido, pueden decidir sembrar justo después de la segunda labranza. La labranza adicional puede resultar necesaria si llueve en una fecha próxima al día de la siembra, ya que, en este caso, las malezas brotarán mucho más rápido que el maíz y «anegarán» las plántulas jóvenes (2).

La preparación en los sistemas de siembra directa, con los residuos de cultivo de la cosecha anterior en la superficie del suelo, se limita a la siembra de una sola pasada y a las aplicaciones de fertilizantes para para no alterar la superficie del suelo más de lo que debemos. Para ello, el agricultor creará una hilera de 2 a 3 cm de ancho o abrirá pequeños agujeros en la tierra para introducir las semillas de maíz (Karki, 2014). Para conseguir mejores resultados puede ser necesario utilizar sembradoras sin labranza previa.

Factores que hay que tener en cuenta para seleccionar la fecha adecuada para sembrar el maíz

  • Dado que el maíz es un cultivo de clima cálido, la temperatura media diaria debe ser superior a 15 ºC (59 ºF) para crecer. Si bien existen diferencias entre las variedades comerciales de maíz dependiendo de la adaptabilidad a diferentes temperaturas, las semillas de maíz, por norma general, pueden germinar cuando la temperatura es superior a 8-10 ºC y las heladas primaverales han pasado. Tenga en cuenta que las plántulas de maíz son muy sensibles a las heladas. La germinación es más rápida y uniforme mientras más alta es la temperatura del suelo (16-18 ºC) (1). Esta es la razón por la cual los agricultores orgánicos generalmente deciden sembrar un poco más tarde (el brote más rápido de la planta de maíz aporta una ventaja al cultivo contra las malezas). Además de la temperatura mínima para la germinación de las semillas, el agricultor debe tener en cuenta otros factores para seleccionar la fecha de siembra más adecuada para su cultivo.
  • En los sistemas de siembra directa, las semillas se plantan una semana más tarde que en los campos de labranza convencional. Esto se debe a que la temperatura del suelo a 4-6 cm (2 pulgadas) de profundidad suele ser más fría (Karki, 2014).
  • El maíz es susceptible a las altas temperaturas y al estrés por sequía durante la fertilización de la inflorescencia y la madurez de los granos. Para evitar una disminución de la producción por altas temperaturas (32 ºC – 45 ºC) el agricultor puede seleccionar variedades de maduración temprana (con un ciclo de vida más corto) o adelantar, si es posible, el día de la siembra.
  • En general, una siembra tardía reducirá la productividad. Esto se debe a que las plantas de maíz no tienen el tiempo necesario (unidades de grados de crecimiento, o GDU por sus siglas en inglés) para alcanzar la maduración antes de la primera helada de otoño. El problema es aún más grave en las variedades de maíz de maduración tardía. Cuando la temperatura alcanza un nivel óptimo (por encima de 20 ºC) durante el ciclo de crecimiento, las plantas de maíz maduran más rápido. El maíz cultivado como cosecha de pasto no tiene esas exigencias de temperatura tan estrictas.
  • El maíz debe sembrarse cuando la humedad del suelo alcance un nivel óptimo, por debajo de la capacidad de campo, que suele ser 2 o 3 días después de que llueva (3). Evidentemente, este período también depende de la estructura del suelo. El agricultor puede acceder a las tierras con la maquinaria y empezar a sembrar cuando los 10 cm (4 pulgadas) de la superficie del suelo están secos (iGrow corn) (2). Los agricultores evitarán realizar la siembra cuando el suelo esté demasiado húmedo, pues esto contribuye a la compactación del suelo y afecta negativamente a la germinación y el brote de las semillas.

Usar semillas de maíz certificadas

La semilla utilizada siempre debe estar certificada. De esta forma, el agricultor tiene la garantía de que las semillas de maíz reúnen algunos atributos importantes:

  • Uniformidad y capacidad germinativa (>85 %)

La gran mayoría de las semillas germinan a la vez, lo que significa que todas las plantas crecerán al mismo ritmo. Esto da como resultado cosechas densas, con una buena capacidad para competir contra las malas hierbas, así como un día de cosecha «fijo».

  • Pureza, en términos de variedad (98 %), semillas limpias (sin agentes extraños) y semillas saludables (libres de enfermedades y daños por insectos).

Número de semillas de maíz sembradas por hectárea: población de plantas de maíz

El número de semillas que los agricultores sembrarán por hectárea por norma general debe corresponderse con la población de plantas final que cada uno quiera tener, y esto depende de los siguientes factores:

  • Variedad 

Según revelan los datos de la FAO, la población varía desde 20 000 a 30 000 plantas por hectárea para las variedades tardías hasta 50 000 a 80 000 o más para las variedades tempranas (5). Otros datos sugieren que las variedades con un ciclo de vida largo (código FAO 700 o superior) suelen producir un número promedio óptimo de plantas de casi 70 000-75 000 plantas por hectárea, mientras que las variedades muy tempranas con código FAO 200 o inferior pueden generar 90 000-110 000 plantas por hectárea.

  • Separación 

La separación entre las hileras varía entre 0,6 y 1 m.

  • Uso final del maíz

Generalmente, cuando el maíz se cultiva para la alimentación del ganado (forraje), la población de plantas es mayor (generalmente un 50 %)

  • Existencia o no de riego (cantidades suficientes de agua)

En los campos de regadío, los agricultores suelen sembrar más plantas por parcela.

Un número de plantas por hectárea mayor de lo normal  puede provocar el crecimiento de plantas altas que buscan la luz del sol. Las plantas empiezan a inclinarse porque el tallo es incapaz de soportar su peso. Además, aumentan las necesidades de agua y fertilización y, por otra parte, puede reducirse el contenido en proteínas final.

La profundidad de la siembra suele ser de 4 a 7 cm (1,5-2,7 pulgadas). Cuando las condiciones del suelo son favorables y/o se esperan precipitaciones, las semillas se pueden sembrar más cerca de la superficie, pero nunca a una profundidad inferior a 2,5-4 cm. Una siembra muy superficial o profunda provocará un brote y establecimiento de la semilla problemáticos. (iGrow corn) (2). Por último, en suelos fríos y sin un buen drenaje, los agricultores tienen la opción de sembrar en caballones.

Se recomienda, si es posible, evitar la siembra manual como esparcir y distribuir las semillas aleatoriamente. La separación uniforme entre semillas-plantas puede aumentar la productividad y facilitar el control de malezas incluso después de que las plantas hayan germinado. (Torres, 2012). Antes de la siembra, el agricultor debe inspeccionar, calibrar y preparar la sembradora que va a utilizar. En función del terreno y la capacidad económica del agricultor, este puede usar una plantadora impulsada por un tractor (sembradora neumática) o una sembradora manual (6). Aunque las nuevas sembradoras neumáticas pueden mantener una alta precisión de siembra aunque el tractor circule a una velocidad alta, se aconseja mantener una velocidad media para conseguir mejores resultados.

Referencias

  1. https://www.arc.agric.za/arc-gci/fact%20sheets%20library/maize%20production.pdf
  2. https://extension.sdstate.edu/sites/default/files/2019-09/S-0003-13-Corn.pdf
  3. Seedbed Preparation and Planting – Organic Weed Control – YouTube
  4. https://www.jica.go.jp/nepal/english/office/others/c8h0vm0000bjww96-att/tm_1.pdf
  5. https://www.fao.org/land-water/databases-and-software/crop-information/maize/en/
  6. https://aicrp.icar.gov.in/fim/salient-achievements/sowing-and-planting-equipment/

Karki, T. B., & Shrestha, J. (2014). Maize production under no-tillage system in Nepal. World Journal of Agricultural Research2(6A), 13-17.

Gentry, L. F., Ruffo, M. L., & Below, F. E. (2013). Identifying factors controlling the continuous corn yield penalty. Agronomy Journal105(2), 295-303.

Torres, G. M. (2012). Precision planting of maize (Zea mays L.). Oklahoma State University.

iGrow Corn: Best Management Practices (pp.6)Chapter: Chapter 13Publisher: South Dakota State UniversityEditors: D.E. Clay, C.G. Carlson, S.A. Clay, E. Byamukama

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