El reto de producir lechuga de hoja de roble en una explotación de interior
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Mostrar más traduccionesMostrar menos traduccionesLa agricultura de interiores imita la naturaleza para producir plantas que respondan a los estándares comerciales
El objetivo principal de la agricultura de interiores (vertical, agricultura urbana, agricultura de invernadero) es producir o cultivar cosechas frescas, sanas y apetitosas en cualquier parte del mundo. Las últimas innovaciones y tecnologías están explorando nuevas oportunidades para cultivar plantas de diferentes lugares climáticos en la misma zona y proporcionar un entorno adecuado para desarrollarlas.
A veces resulta difícil para un agricultor comprender la naturaleza y las necesidades específicas de cada cultivo (que pueden variar en función del entorno). Algunas plantas se desarrollan bien en la zona del trópico (con mucha humedad y calor) mientras que otras crecen en el desierto o en la ladera de una montaña. Existen especies de plantas que, por sí solas, se adaptan y desarrollan nuevas variedades que crecerán con éxito en distintos ambientes. No obstante, todo esto es completamente diferente en la agricultura vertical, cuando decidimos cultivar plantas en interiores bajo unas condiciones climáticas controladas.
Imagen 1: Plants grow at high altitudes surrounded by snowy peaks of the mountain (Pakistan) photo taken by Khalil ur Rehman.
Supongamos que es usted un agricultor o un jardinero aficionado. Contará con unos conocimientos básicos como que todas las plantas necesitan humedad, nutrientes, luz, una temperatura determinada, humedad y CO2. Es decir, todos los requisitos básicos del ciclo vital de la planta. Pero cada planta es diferente y cuenta con necesidades. Por ejemplo, algunas plantas como las espinacas y la lechuga necesitan mucha agua, pero los tomates necesitan menos.
En la agricultura vertical o de interiores proporcionamos a las plantas un clima similar al que necesitan en su lugar de origen. Por lo tanto, la primera (y más importante) decisión que debemos tomar antes de diseñar la instalación de ambiente controlado, es qué tipo de plantas vamos a cultivar y saber el clima que necesitarán. Por ejemplo, las espinacas son un cultivo de estación fría y necesitan temperaturas entre 15 y 20 °C (para crecer mejor), sobre todo al inicio de su ciclo de desarrollo ya que si la temperatura supera los 20 °C podría producirse la floración.
Cuando hablamos de agricultura urbana (agricultura vertical, agricultura hidropónica), no quiere decir que sólo debamos tener en cuenta el clima ideal y qué es lo que necesita la planta; también debemos tener en cuenta las exigencias de los consumidores como el color, el sabor y la calidad.
Por ejemplo, estamos cultivando una variedad de lechuga roja. Si comparamos los sistemas de producción de agricultura al aire libre y de interiores, observaremos que las lechugas cultivadas al aire libre tendrán un color más oscuro que aquellas que se cultivan en un ambiente controlado. El motivo es que en el campo, la lechuga roja se enfrentará a los cambios del entorno denominados como «factores de estrés» como p.ej., los cambios de la temperatura y de la luz (radiaciones UV); estos factores son los causantes de que la lechuga produzca un pigmento protector (antocianina) que le proporcionará su coloración roja.
También podemos provocar este tipo de estrés en la agricultura vertical o de interiores; éstos no son ni buenos ni malos para las plantas, simplemente les proporcionan un mecanismo para sobrevivir a los diferentes cambios climáticos que se dan en la naturaleza; este mecanismo de adaptación servirá para alcanzar la aceptación por parte del consumidor, que está acostumbrado a ver lechugas con pigmentación roja e, incluso aunque se tratara de un producto sano y fresco, no aceptará una variedad de lechuga que fuera verde o rojo más claro.
Uno de los factores de estrés que pueden sufrir las plantas es la luz. Las plantas requieren luz para completar su ciclo de crecimiento. La luz desempeña un papel fundamental en distintas funciones metabólicas de las plantas e influye en la calidad de los cultivos; el rendimiento y la pigmentación de la planta dependen del suministro de luz adecuado y de las horas que dure; la mayoría de las plantas necesitan entre 12 y 14 horas al día de luz. Si ésta es insuficiente obtendremos productos débiles, pequeños y de menor calidad en comparación con aquellas plantas que hayan recibido la luz adecuada y suficiente y que producirán productos sanos, sabrosos y con un color vibrante.
Imagen 2: La misma variedad de lechuga de hoja de roble cultivada en interiores y con un número distinto de horas de luz.
En una granja vertical podemos crear un clima y unas condiciones de luz determinadas para que imiten el ambiente natural de un cultivo y conseguir los mejores resultados. En el caso de la lechuga de hoja de roble podemos incluso simular los cambios ambientales por los que pasa cuando se cultiva al aire libre para que produzca ese pigmento protector que le proporciona su característico color rojo por el que es conocida.
Todos los ajustes en un ambiente controlado son denominados “receta de crecimiento”. El objetivo es crear este tipo de estrategias para proporcionar las condiciones adecuadas y correctas para cultivar las plantas, diseñar la estrategia del agridultor y satisfacer las exigencias del consumidor a la vez.