Alimentos funcionales – ¿Qué significa el término alimentos funcionales?
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Mostrar más traduccionesMostrar menos traduccionesLa historia del ser humano ha estado vinculada desde siempre a los alimentos, pues cubren nuestra vital necesidad de energía y nutrientes. Con el desarrollo de la agricultura, es decir, con el dominio de cómo obtener alimento cultivado de un mismo lugar sin necesidad de buscarlo como hacían los nómades, la población humana creció exponencialmente. Así, el primer problema de los humanos en relación con los alimentos, la obtención de los mismos, fue resuelto.
Ahora los tiempos son otros. Tener los alimentos fácilmente accesibles contribuyó a que la población mundial aumentara. Asimismo, la esperanza de vida se incrementó mucho, la cual sigue aumentando incluso hasta nuestros tiempos. Así, en el 2015, el promedio mundial de la esperanza de vida fue 71.4 años, y actualmente, más de 30 países superan incluso los 80 años.
Otro cambió que se evidenció fue la transición poblacional del campo a la ciudad. En las ciudades generalmente el trabajo es menos demandante físicamente y el ritmo de vida más acelerado, lo que llevó a que el sedentarismo se incremente y que el consumo de comida rápida, únicamente diseñada para satisfacer el hambre, aumente. Estos dos factores contribuyeron a que diversos desórdenes no transmisibles se disparen en la población. Ejemplos de éstos son la hipercolesterolemia, es decir, la alta y peligrosa concentración de colesterol en la sangre, la diabetes tipo 2, la obesidad y ciertos tipos de cáncer. Es decir, con el desarrollo, nuevos problemas aparecieron.
A esto, la población ha manifestado su preocupación. Las personas quieren vivir hasta avanzada edad, pero con una buena calidad de vida, sin ninguna de las diversas enfermedades que pueden suscitarse. Igualmente, quieren evitar los altos costos de los invasivos tratamientos de salud para curar dichas enfermedades. A ello, los tecnólogos de alimentos, que son los profesionales que desarrollan nuevos productos alimentarios, decidieron aportar con su conocimiento a la solución de este problemático escenario. Ellos saben que ciertos componentes en los alimentos tienen propiedades saludables muy interesantes, por lo que desarrollaron un nuevo tipo de alimento: los alimentos funcionales.
Alimentos Funcionales vs Convencionales
En primer lugar, hay que definir bien qué es un alimento funcional y qué lo diferencia de los alimentos convencionales, ya que actualmente muchos alimentos afirman tener propiedades funcionales, cuando no es así. Empecemos por los alimentos convencionales, los que siempre hemos conocido: éstos poseen una serie de componentes, como los carbohidratos, proteínas y grasas, que cumplen la función vital de brindarnos energía para realizar todas las actividades de nuestro día a día. Sin estos nutrientes, no podríamos vivir, son necesarios, obligatorios, para nuestra existencia. Por otro lado, los alimentos funcionales tienen algo extra: cuando son consumidos en niveles normales, es decir, cuando son consumidos como parte de una dieta balanceada y en las cantidades en las que consumiríamos cualquier otro alimento, brindan efectos positivos a nuestra salud física y mental y pueden prevenir el desarrollo de ciertos desórdenes en nuestra salud. Dicha definición de los alimentos funcionales es la más concisa que se ha podido encontrar de diversa bibliografía, ya que actualmente no hay una definición estandarizada mundialmente.
El desarrollo de los alimentos funcionales supone un reto para los tecnólogos de alimentos por diversas razones. En primer lugar, si bien no hay una definición estandarizada, su regulación sí lo está, según cada país o grupo de países. Por ejemplo, en la Unión Europea, para que un alimento sea considerado funcional, esto debe ser validado por la European Food Safety Authority (EFSA). En el caso de Estados Unidos y de Brasil, esto es validado por la Food and Drug Administration (FDA) y la Brazilian Health Regulatory Agency, respectivamente. Lo que estas entidades validan son los estudios, clínicos y en humanos, que prueban que componentes específicos de estos alimentos, al ser consumidos regularmente y en cantidades usuales, pueden prevenir cierta condición o brindar un efecto positivo en la salud. Para esto, estudios in vitro o con animales no bastan, tienen que haber sido efectuado en humanos, cumpliendo desde luego todos los códigos de ética. Por ello, una empresa de alimentos que desee afirmar que un alimento producido por ellos es funcional, debe invertir mucho dinero en investigación.
Otro problema en el desarrollo de dichos alimentos funcionales es que los compuestos funcionales generalmente son pobremente absorbidos por el organismo. A ello, los tecnólogos de alimentos buscan innovar en diversas técnicas para aumentar la biodisponibilidad de dichos compuestos, como la microencapsulación o micelarización de los mismos.
¿Los alimentos funcionales curan enfermedades?
Hay que mencionar también los límites que tienen los alimentos funcionales: éstos no son medicinas, es decir, no curan enfermedades. Su modo de acción está en la prevención de las condiciones que pueden conducir a generar enfermedades. Por ello, no necesitan ser preescritas por médicos, pudiendo adquirirse libremente en los supermercados. Vale aclarar también lo expuesto anteriormente: “consumidos en cantidades usuales”, lo que se refiere a que, si por ejemplo un yogurt afirma tener propiedades funcionales referidas a la reducción del colesterol en sangre, este efecto debe ser visible al consumir la misma cantidad de yogurt que consumiríamos regularmente, no teniendo que comer 15 kg de yogurt al día para que este efecto saludable sea notorio. Asimismo, los alimentos funcionales no son milagrosos. Hay que recordar que para que las condiciones de salud adversas se desarrollen, la genética del ser humano juega un rol fundamental, por lo que el consumo de alimentos funcionales solo puede contribuir a disminuir el riesgo de tener dicha condición, pero es solamente uno de los muchos factores. Este debe ser integrado con un estilo de vida saludable que incluya ejercicio, adecuadas horas de sueño, evitar el estrés, evitar el cigarro y el alcohol, entre otros.
Finalmente, los alimentos funcionales deben sus propiedades a compuestos presentes en forma natural o añadidos en el procesamiento, que ejercerán un efecto benéfico en nuestra salud en sistemas puntuales, como el digestivo o el cardiovascular. Ejemplos de estos son los prebióticos, los probióticos, los ácidos grasos poliinsaturados, la fibra dietaria y los antioxidantes. ¡Acerca de cada uno veremos en los próximos artículos!
Y con ello, ¡te doy la bienvenida a la sección de alimentos funcionales de Wikifarmer! Gracias por leerme, ¡y hasta el próximo mes!
Fuentes:
- Bigliardi, Barbara; Galati, Francesco (2013). Innovation trends in the food industry: The case of functional foods. Trends in Food Science & Technology, 31(2), 118–129. doi:10.1016/j.tifs.2013.03.006
- Granato, D.; Barba, F.; Bursac, D.; Lorenzo, J.; Cruz, A.; Putnik, P. (2020). Functional foods: product development, technological trends, efficacy testing and safety. Annual Review of Food Science and Technology, 11(3), 3-26. https://doi.org/10.1146/annurev-food-032519-051708
- Wildman, R.; Bruno, R. (2019). Handbook of nutraceuticals and functional foods. Third edition. CRC Press, Taylor & Francis Group.