Agricultura urbana – Aplicaciones y beneficios

Uno de los retos fundamentales del futuro cercano será la necesidad del abastecimiento de alimentos suficientes a una población estimada en nueve mil millones de personas, reduciendo a la vez la huella de la agricultura en el medio ambiente (1). En esa dirección, la investigación se centra en formas alternativas de garantizar una producción suficiente de alimentos sin depender de la intensificación de la agricultura convencional ni de desbrozar tierras (2, 3). La agricultura urbana, definida como la actividad de producción de alimentos dentro o alrededor de los límites de una zona urbana, podría ser una forma de aumentar el suministro de alimentos, utilizando los espacios y zonas ya desbrozados (4).

La agricultura urbana tiene múltiples efectos positivos sobre las personas y las sociedades. El principal objetivo y contribución de la agricultura urbana es el aumento de la cantidad de alimentos, reduciendo así el hambre. La producción de alimentos destinada al autoconsumo por parte de los agricultores urbanos y sus familias aumenta la seguridad alimentaria y la disponibilidad de alimentos desvinculada de factores financieros. Los alimentos caros, como la fruta y la verdura, pueden suministrarse mediante la producción doméstica. Al mismo tiempo, se mejora la calidad de los alimentos, ya que la agricultura urbana proporciona alimentos más frescos y con mayor valor nutritivo, lo que favorece la nutrición y la salud (5).

La agricultura urbana también puede suministrar productos frescos a los mercados de las ciudades, con escaso o nulo impacto ambiental. Las necesidades de almacenamiento y transporte suelen reducirse al mínimo cuando se aplica la agricultura urbana, ya que los alimentos producidos se consumen poco después de la producción y a poca distancia del lugar en el que se han producido. Es más, se observa que la calidad del aire y la biodiversidad mejoran, a la vez que se reducen los residuos urbanos en los emplazamientos de agricultura urbana (5).

Además, la agricultura urbana fomenta la inclusión social y mejora la igualdad de género, ya que puede ser aplicada por cualquier ciudadano independientemente de su estatus social o sexo. Las personas y grupos sociales desfavorecidos pueden mejorar activamente sus condiciones de vida y su integración social implicándose en la agricultura urbana a nivel de grupo (5).

Los estudios también indican que practicar asiduamente la agricultura está vinculado a un mejor estado de ánimo, un resultado atribuido en parte a la exposición a la luz y a la actividad física que lo acompañan. Este impacto positivo de la agricultura en las personas es notable, incluso cuando se lleva a cabo durante poco tiempo (6). Ocuparse del huerto está vinculado a beneficios para la salud mental y física, reduciendo la depresión, la ansiedad y el índice de masa corporal. También tiene efectos positivos en la calidad de vida, aumentando la satisfacción vital y el sentimiento de comunidad. Además del compromiso con la naturaleza, la actividad física y las interacciones sociales, la jardinería y el cuidado del huerto también impulsa a las personas a tomar decisiones dietéticas más saludables (7).

La agricultura urbana puede llevarse a cabo en diversos espacios dentro o alrededor de los límites de la ciudad. Smit et al. ofrecen un análisis exhaustivo de los espacios aptos para la agricultura urbana en su libro «Urban Agriculture: Food, Jobs, and Sustainable Cities (Edición de 2001)». Aquí pretendemos presentar algunos aspectos destacados. La viabilidad y uso de cada espacio depende en gran medida del estilo de vida predominante en cada ciudad, del terreno y del trazado de la ciudad, así como del marco jurídico establecido por legisladores y políticos, fundamentalmente en lo que se refiere a la forma en la que los terrenos aptos para la agricultura puedan ponerse a disposición de los agricultores urbanos para que los utilicen.

En primer lugar, se pueden cultivar alimentos en los alrededores de la casa. El patio trasero de la casa es el lugar más adecuado para la agricultura, por ser espacioso y estar protegido. También se puede utilizar el patio de delante o los laterales, aunque, al estar más cerca de la calle, tienen la desventaja de estar más expuestos a robos, vandalismo y emisiones de escape de vehículos que contaminan los cultivos de la casa. Aparte de los patios adyacentes a la residencia del agricultor urbano, pueden utilizarse jardines, balcones y azoteas para cultivar hortalizas en macetas. También se puede hacer uso de disposiciones verticales para apilar los cultivos y aprovechar al máximo el espacio disponible en vertical. La agricultura de proximidad presenta varias ventajas frente a otras alternativas de agricultura urbana. La proximidad a la residencia del agricultor urbano le ahorra mucho tiempo, esfuerzo y dinero, ya que no necesita desplazarse ni usar transporte. El no tener que desplazarse o transportar mercancías también es algo muy beneficioso para el medio ambiente. En general, el agua utilizada para el riego es más accesible cerca de la casa que en otros lugares de cultivo urbano.

Los huertos comunitarios son el siguiente lugar más común donde puede llevarse a cabo la agricultura urbana. Un huerto comunitario es esencialmente una cooperativa, en la que cada participante se ocupa de su cultivo, mientras que todos comparten la responsabilidad y el coste de los recursos comunes, como caminos, vallas, suministro de agua, almacenamiento y seguridad. Compartir la responsabilidad y los costes supone menor esfuerzo y menos gastos para mantener el propio cultivo. Además, los huertos comunitarios ayudan a la unión de la comunidad, beneficiando a miembros que pertenecen a ella pero son ajenos a la producción de alimentos.

Las grandes extensiones de terrenos pertenecientes a instituciones públicas, semipúblicas o privadas, como universidades, escuelas y aeropuertos, que se reservan para fines paisajísticos o de extensión urbana, también son aptas para la agricultura urbana. Estas instituciones u organismos pueden obtener beneficios económicos del arrendamiento de sus terrenos, mientras que los agricultores urbanos disfrutan de la accesibilidad de parcelas importantes. El mantenimiento del terreno por parte del arrendatario es un beneficio adicional para el establecimiento. Las zonas industriales, como fábricas que no están activas, también pueden utilizarse para cultivos de interior, como las setas.

Otros casos de espacios aptos para la agricultura urbana son los bordes de las carreteras y otros espacios públicos o semipúblicos, las orillas de los arroyos y las llanuras aluviales (zonas adyacentes a los ríos, con riesgo de inundación durante determinados períodos y que cuentan con una elevada fertilidad del suelo) y las pendientes pronunciadas. Cada caso presenta sus complicaciones, por ejemplo, en lo que respecta a la facilidad de acceso, el acceso al riego y la duración del uso. El beneficio común en todos estos casos es que un terreno que de otro modo no se utilizaría se destina a la producción de alimentos. El escollo común es el marco jurídico según el cual estos espacios pueden ponerse a disposición de los agricultores urbanos.

Para dar a conocer la agricultura urbana y aumentar sus beneficios sociales y medioambientales, desarrollamos la plataforma Urbana (8). Urbana se articula en torno a una aplicación móvil, que proporciona un espacio para que los agricultores urbanos y consultores agrícolas intercambien conocimientos y buenas prácticas en materia de agricultura urbana. Los agricultores urbanos constituyen la mayoría de los usuarios registrados y tienen diversos niveles de experiencia relevante, mientras que los consultores agrícolas son profesionales del campo de la agricultura que pueden proporcionar orientación científica sobre prácticas agrícolas. En la aplicación Urbana, los usuarios pueden crear y compartir sus propios proyectos de Do-It-Yourself (hazlo tú mismo) describiendo los pasos y los recursos necesarios para realizarlos. Los usuarios también pueden iniciar o participar en proyectos colectivos, fomentando así el uso común de espacios públicos y reforzando la inclusión social. Los usuarios avanzados pueden, de manera opcional, emplear sensores para hacer un seguimiento del estado de su cultivo. Por último, los usuarios pueden hacer uso de una aplicación web de análisis de datos dentro de la plataforma Urbana para filtrar y visualizar los datos de cultivo del proyecto en tablas, gráficos y mapas. Una visión más profunda de los datos de la plataforma facilita la toma de decisiones a nivel de usuario y amplía el poder de crowdsourcing de la plataforma.

Referencias

  1. Food Security: The Challenge of Feeding 9 Billion People – https://doi.org/10.1126/science.1185383
  2. Can we meet a growing need for food without destroying our environment? – https://ensia.com/features/sustainable-intensification/
  3. Sustainable intensification in agricultural systems – https://doi.org/10.1093/aob/mcu205
  4. Urban Agriculture: Food, Jobs, and Sustainable Cities (2001 Edition) – http://www.jacsmit.com/book.html
  5. Urban agriculture in the developing world: a review – https://doi.org/10.1007/s13593-013-0143-z
  6. Farming habit, light exposure, physical activity, and depressive symptoms. A cross-sectional study of the HEIJO-KYO cohort – https://doi.org/10.1016/j.jad.2018.08.003
  7. Gardening is beneficial for health: A meta-analysis – https://doi.org/10.1016/j.pmedr.2016.11.007
  8. Urbana: An Innovative Platform for Collective Awareness and Enhancement of Urban Agriculture – https://www.urbana.com.gr/

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